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13 de Septiembre de 2006

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Las censuras que vos defendéis


Este martes escribo en Libertad Digital sobre el caso Rubianes. Todo un ejemplo de cómo quejarse de las consecuencias de lo que uno defiende.

El otrora Makinavaja se define como "de izquierdas", esto es, como carterista elevado a la enésima potencia bajo la sanción de la legitimidad regia. Rubianes, por consiguiente, defiende el robo, el expolio y la coacción masificada contra los ciudadanos; una forma de subrepticia censura en el uso de nuestro dinero contra la que ningún conmilitón ha levantado la voz, salvo para defenderla.

Lo cierto es que a Rubianes le ha pasado lo que a los asesinos de Viriato, que Roma no paga a traidores, y nuestro Estado moderno mucho menos. Si el descaro y la hipocresía no corrieran por sus venas, dejaría de defender con altivo orgullo una ideología cuyo objetivo último es nacionalizar todas las propiedades privadas para condenar al ostracismo a todos aquellos que no sean afines al régimen.

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Comentarios

 
Si sólo fuera al ostracismo. Como el total de sus declaraciones demuestra, él iría mucho más lejos. Nos mandaría a la hoguera.
Otra cosa que me interesa en este asunto es que la actual gestión de la concejalía de las Artes en Madrid es difícilmente empeorable. Está a cargo de Alicia Moreno, chica formada en el teatro a golpe de talonario de su mamá, famosa actriz, que le envió a estudiar cursos carísimos. Ella coloca en el Teatro Español a su ex novio, que hace tiempo no dirige nada, sino que se limita a contratar a amiguetes. Lo de Rubianes es bastante lógico, puesto que la gestión es una mezcla de nepotismo, esnobismo y enchufismo. Los gustos de las personas que pagan a los gestores es lo de menos aquí.
La gestión anterior, igualmente intervencionista y algo nepotista -Pérez Puig y su mujer en el teatro puestos a dedos por un concejal con el que no tenían nada que ver- se diferenciaba en que al menos el matrimonio trabajaba -dirigía, adaptaba y hasta escribía obras- y ponía en cartel autores famosos que ya en su tiempo habían sido exitosas, y la afluencia de público era enorme. En ocasiones era difícil conseguir entradas porque todas las localidades estaban llenas. De haber sido privado, el Teatro Español habría dado beneficios.
Desde que llegó Gas la afluencia de público ha bajado mucho.
Lo que quiero decir con esto es que si no se les pasa por la cabeza privatizar el teatro, o al menos permitir que la selección de obras se democratice, como mínimo podrían tener un poco de respeto al contribuyente y dejarse de experimentos como el de estrenar la obra de un señor que desea la muerte a los que nos llamamos españoles. En este caso, creo que las formas importan, y lo que han intentado hacer Alicia Moreno y su ex es un acto de auténtica tiranía -por cierto, ella reconoció que no había visto la obra, ya representada en Cataluña, pero que estaba convencida de que era excelente.
Enviado por el día 13 de Septiembre de 2006 a las 01:43 (1)
Hombre de paja, Rallo. Soy de izquierdas y no defiendo nacionalizar todo. Es más, defiendo que hay sólo cuatro cosas imprescindibles para el estado, del resto sólo me importan criterios de igualdad y eficacia.

Sobre Rubianes, esperaba que como liberal defenderías igualdad delante de la ley, independientemente de ideas políticas. Ya se sabe, un estado neutral, no tomado por visiones políticas. Si estás de acuerdo en que Rubianes no debe trabajar en el teatro Español por lo que dijo, no eres liberal.

Por cierto: sabes de sobra que estoy de acuerdo contigo que subvencionar la cultura, con contadísimas excepciones (cosas de gran valor histórico y coste insostenible, estilo catedrales) es profundamente estúpido.
Enviado por el día 13 de Septiembre de 2006 a las 03:10 (2)
"Si estás de acuerdo en que Rubianes no debe trabajar en el teatro Español por lo que dijo, no eres liberal."

Por lo que le leo a Rallo, ni está de acuerdo ni deja de estarlo, cree imposible la igualdad ante la ley respecto a la distribución de fondos públicos. De hecho, todo el rollo de la redistribución, no es otra cosa el emplear el dinero de los impuestos en "corregir el mercado" aunque sea el del arte, es política desde la más rabiosa ideología, absolutamente lo contrario de la igualdad ante la ley. ¿Qué leches de igualdad hay cuando pagas la obrita vayas a verla o no?

La preferencia política está en la misma base del teatro subvencionado, no sé a qué viene la igualdad: los criterios políticos pueden ir en otra dirección, nada más. Incluso el impedirle a Rubianes actuar es una compensación al sufrido contribuyente, mayoritariamente en Madrid de derechas.

te has equivocado, el tema con Rubianes y el estado es el de democracia en su más genuino sabor de izquierdas, es decir, el uso del dinero público en base a mayorías. (Por cierto, en eso el Zapaterismo es de izquierdas hasta el hastío, no hya más que oír a cualquier ministrilla).
Enviado por el día 13 de Septiembre de 2006 a las 06:04 (3)
Respuesta a egocrata: Ser liberal sería subastar al mejor precio que ofreciera el mercado todos los teatros, centros culturales y demás tinglados poseidos por las administraciones públicas. Los nuevos propietarios de los inmuebles y de las compañías de teatro (si fueran incluidas en la subasta) serían libres para decidir el uso de los mismos, para continuar la actividad cultural o cancelarla y la prórroga o la extinción de los contratos laborales, celebrados con los gestores, actores y demás personal de escena, limpieza y/o atrezzo. Los rendimientos netos de la subasta se repartirían entre los vecinos a quiénes se ha exaccionado para financiar las susodichas actividades, bien mediante la entrega de un mandamiento de pago o la bonificación de impuestos.

Ser liberal es defender la libertad de expresión de un energúmeno como Rubianes. Que monte su numerito en un teatro privado y que cobre la entrada. Pero ser liberal no significa que tengamos que tragar, en una situación de titularidad pública de un teatro, con la malversación de nuestros impuestos para subvencionar cualquier actuación de un tipejo que se jacta de defecar sobre el buen nombre de sus involuntarios paganos.
Enviado por el día 13 de Septiembre de 2006 a las 07:33 (4)
En el caso real que nos ocupa, ya que no se puede privatizar la propiedad o la gestión del teatro retroactivamente, ¿cual sería entiendo yo la postura liberal? Una exquisita neutralidad ideológica.
Si a Rubianes el ayuntamiento le niega la contratación por sus opiniones, estamos ante un claro caso de censura. Claro que si lo contratara por sus opiniones estaríamos en una situación parecida, aunque favorable a el.
El ciudadano tiene libertad para no ir a la representación, protestar ante ella o decir lo que quiera de la obra. Un poder del estado no.
Enviado por el día 13 de Septiembre de 2006 a las 10:20 (5)
Pero a Rubianes no se le ha negado la contratación por sus opiniones, más bien Mario Gas le contrató por sus opiniones, se le ha negado la contratación ahora por las protestas de los que tienen que votar en mayo próximo, o sea como bien dice Dlluis se ha aplicado la máxima de la izquierda cuando gobierna: se utiliza el dinero público en base a lo que decide la mayoría. También suelen añadir "y al que no le guste que se valla a la selva".
Enviado por el día 13 de Septiembre de 2006 a las 11:41 (6)
Que una administración niegue una contratación previamente pactada debido a las protestas de los ciudadanos y posibles votantes -a su vez provocadas por las opiniones de su autor- es censura se mire como se mire.
Enviado por el día 13 de Septiembre de 2006 a las 11:56 (7)
Y romper un sagrado contrato ;-)
Enviado por el día 13 de Septiembre de 2006 a las 13:34 (8)
¿Pero no habíamos quedado en que al final era el propio Rubianes el que había retirado la obra? ¿O se ha vuelto a cambiar la versión y no me he enterado?
Enviado por el día 13 de Septiembre de 2006 a las 13:43 (9)
"Es más, defiendo que hay sólo cuatro cosas imprescindibles para el estado, del resto sólo me importan criterios de igualdad y eficacia".

Egocrata, las cosas no "imprescindibles" (cualesquiera que sean segun tu criterio) para el Estado, ¿estaran o no reguladas por el Estado para garantizar criterios de "igualdad" y "eficacia".
Enviado por el día 13 de Septiembre de 2006 a las 14:18 (10)
Tengo entendido que CC.OO. le ha ofrecido su auditorio porque, entre otras cosas,"los madrileños tienen derecho a ver la obra".
Me parece muy bien. ¿Cuándo facilitarán la representación de "La venganza de Don Mendo", o una versión teatral de "Archipiélago Gulag", por ejemplo?
¡Ah!, que a eso no se tiene derecho.
Enviado por el día 13 de Septiembre de 2006 a las 16:27 (11)
Tots som rufianes.
Enviado por el día 13 de Septiembre de 2006 a las 23:56 (12)
ya que no se puede privatizar la propiedad o la gestión del teatro retroactivamente, ¿cual sería entiendo yo la postura liberal? Una exquisita neutralidad ideológica.

Lo que faltaba... Me quitan el dinero, y encima no tengo derecho alguno a opinar lo que se quiere hacer con él.

Por supuesto que tengo derecho a decir lo que se hace con mis impuestos. Y por supuesto que tengo derecho a decir que no quiero que mi dinero vaya a una asociación fascista o comunista, una organización proabortista o a un tío sin modales que insulta a gran parte de la población. Y obviamente, a falta de libertad para disponer mi dinero, por lo menos no quites a la mayoría el poder decidir sobre lo que se hace con el dinero... Supongo derem, que el caso del fascista lo verías bien... ¿o no?

Un saludo
Enviado por el día 14 de Septiembre de 2006 a las 08:52 (13)
Estimado Imore:

Por supuesto que tienes todo el derecho del mundo -y el deber moral como ciudadano, podría añadir- a opinar sobre todo eso. Y hasta es muy posible que coincidamos en las valoraciones. Pero insisto que si el Ayuntamiento de Madrid, en función de las manifestaciones de los ciudadanos, rompe el contrato de Rubianes (que al final parece que no hubo ruptura sino espantada del señor), nos encontramos en mi opinión con una censura manifiesta.

Tenemos derecho y deber de opinar, pero el estado tiene la obligación de comportarse de la forma más ideológicamente neutral posible.

Referente al "caso del fascista" reconozco que ahora mismo no sé a qué te refieres.
Enviado por el día 14 de Septiembre de 2006 a las 10:40 (14)
Por el caso del fascista me refería al caso de que en vez de ser Rubianes, hubiera sido una organización fascista la causante del revuelo. ¿Hubiera sido correcto en ese caso la decisión de romper el acuerdo?

De todas formas, yo no sé el acuerdo previo que tenía Rubianes con el Ayuntamiento... pero en caso de que existiera, también debería haber su fórmula de rescisión. Por supuesto vería mal que se incumplieran dichas fórmulas, pero en absoluto es censura que se impida una actuación financiada con dinero de los contribuyentes y en contra de la opinión de estos, o que se rompa dicho acuerdo, mientras se cumpla el contrato.

Censura es impedir una actuación u opinión que no atenta contra la propiedad de nadie. En este caso está en juego mi propiedad. La neutralidad de las administraciones que pides, únicamente conlleva un paso más en la eliminación de mi propiedad.

El estado será más liberal, en el uso de los fondos que ha robado, cuanto más se acerque lo que hace con dichos fondos a lo que realmente haría la persona a la que se los quitó. Una cosa es que me quites el dinero, y hagas con él lo que yo haría (lo cual apenas viola mi libertad). Un paso más allá es quitarme el dinero, y hacer lo que opina la mayoría, obviamente, reduciendo mi libertad individual, pero permitiendo un cierto poder de la gente sobre esas posesiones... Pero si encima, de que me quitas el dinero, se va a hacer lo que la gente no quiere, reduces aún más el poder de los individuos sobre lo recaudado mediante impuestos. Más bien, anulas completamente la propiedad del ciudadano, pues ya no tiene derecho ni siquiera a opinar (todo quedará marcado por una norma de neutralidad ideológica que ni mucho menos tendrá que ver con el deseo indiviudal).

Peor aún es cuando los candidatos al bien público ofrecido (Rubianes de turno), no son precisamente pocos. Si el estado no permite que utilice mi propiedad como me plazca, al menos que me permita tener mecanismos para hacer valer mi deseo.

Un saludo
Enviado por el día 14 de Septiembre de 2006 a las 11:39 (15)
Estimado Imore:

Si en vez de ser Rubianes el promotor de la obra hubiese sido una organización fascista la situación sería exactamente la misma, siempre y cuando se cumpliese la ley.

Evidentemente tiene que haber una forma legal de rescisión del contrato pero no creo que contemple las opiniones del autor como motivo válido para ejecutarla. Y si así fuera entiendo que sería una cláusula de censura y, por lo tanto, ilegal.

Impedir que se realice una actuación financiada con dinero de los contribuyentes, y en contra de la opinión de estos (pero ¿quién mide esto?), es censura si el motivo es la opinión (legal) del autor, si lo impide la administración o, incluso, si lo impiden los ciudadanos a través de la violencia o la amenaza de tal.

En todo caso, lo que se discute no es si debe haber este tipo de actividades pagadas por el estado –que yo también entiendo que no- sino si en la situación real actual –un teatro público- hubo censura. Porque, evidentemente, censura es privar a un ciudadano de su derecho de expresión en su espacio privado o en un espacio público. La propiedad del espacio público –de todos- entiendo que es un asunto marginal en este caso concreto.

Atentamente
Enviado por el día 14 de Septiembre de 2006 a las 14:40 (16)
Derem:

No necesariamente tendría yo en función del acuerdo que dar edxplicaciones sobre el porqué de su rescisión. Podría ser simplemente unilateral o a cambio de una indemnización... Y no tendría que se ilegal porque la razón fuera ideológica. De todas formas, repito, no sé cual es el acuerdo existente.

En cuanto al derecho de expresión, creo que Rallo lo deja claro en su artículo. Impedir que alguien actúe en mi propiedad en ningún caso es censura. Censura sería prohibirle expresarse fuera de cualquier agresión a la propiedad de nadie. Si yo digo que voy a ceder mi teatro a Rubianes para que actúe, y sin que haya un acuerdo de por medio, me arrepiento por unas frases que he oído que ha dicho, y le digo que no va a actuar, no he censurado a nadie. Simplemente hago uso de mi propiedad. En el caso de las AAPP es exactamente igual (salvando la falta de legitimidad de sus posesiones).

Lo del problema de cómo medimos que es lo que quiere la gente, es una de las principales razones de la necesidad de eliminar la propiedad pública, pero aún así, el sentido común suele tener un gran poder de estimación. Aparte de que si un actor tiene un fuerte rechazo social, y existen más actores que no lo tienen, parece lógico que en una propiedad pública, prevalezca el segundo, como reflejo de la expresión del contribuyente.

Un saludo, Derem. Un placer
Enviado por el día 14 de Septiembre de 2006 a las 23:18 (17)
Estimado Imore:

El problema del sentido común es que es más particular que común, cada uno tiene el suyo, por lo que salvo que se exprese a través de unas elecciones, o se mida con unas encuestas decentes, no veo cómo poder utilizarlo, y menos en un caso como este en el que el sentido común podría confundirse, simplemente, con el más vociferante o el más publicado.

Estando de acuerdo con usted en la situación hipotética que describe (prohibición de actuar en una propiedad privada por el simple deseo del dueño y sin menoscabo del contrato firmado), no entiendo cómo se puede aplicar aquí. Estamos en una propiedad pública (que ojalá fuese privada, pero no lo es), hay un contrato que la administración rompe (supongamos que fue así para el ejemplo, aunque parece que fue una espantada) por la impopularidad que provoca entre los votantes el Sr. Rubianes, impopularidad debida a unas expresiones del susodicho. ¿Cómo llama usted a esto?. ¿No es censura para usted? Porque el quid de esta cuestión está precisamente en la propiedad donde se iba a realizar el trabajo, una propiedad pública, y en la ruptura de un acuerdo, porque si fuese una propiedad privada y se actuase conforme a ley no estaríamos discutiendo.

A Rubianes no se le puede prohibir la expresión en un espacio público como una plaza. Sin embargo, una plaza no requiere una gestión pública para la expresión. Rubianes iba a trabajar en otro espacio público, un teatro, espacio que sí requiere una administración. El nudo de este asunto es cómo gestionar ese espacio público para que sea ideológicamente neutro, al menos mientras no se privatice.

Atentamente
Enviado por el día 15 de Septiembre de 2006 a las 10:54 (18)
No, por supuesto que no es censura. Censura sería prohibir la obra de Rubianes en cualquier escenario, incluso en aquellos sobre los que las AAPP no tienen la propiedad (legítima o no).

Aquí no es está prohibiendo en absoluto la actuación de Rubianes. Rubianes podrá actuar (como así va a hacer) en cualquier otro lugar. Lo que se está haciendo es no ofrecer unas instalaciones públicas a dicho personaje.

Lo de la ruptura de contrato, voy a ver si lo dejo más claro: ¿Dónde está el contrato que ataba al Ayuntamiento a ceder el teatro a Rubianes? ¿Realmente se ha roto algún contrato? No conozco el contrato, pero si éste existiera, deberá entonces someterse a lo que dispusiese el contrato o la legislación correspondiente (indemnización, etc) en caso de que así estuviera estipulado. Pero en ningún caso será censura, sino una decisión sobre el terreno sobre el que se dispone de titularidad. Si el contrato dice que hay que pagar a Rubianes 1000 euros si no se celebra la obra por causas ajenas al actor, pues tocará pagar 1000 euros... pero independientemente de que se suspendiera la cesión por cuestiones ideológicas o porque se ha caído el Español. ¿Censura? En absoluto.

Y vuelvo a repetir: carece de sentido buscar la neutralidad ideológica, entre otras cosas, porque es imposible de definir. En todo caso, en el espacio público, hay que buscar la ausencia de ideología. Y esa sería una razón más para impedir la actuación, subvencionada por todos, de alguien que dijo lo que dijo.

Un saludo
Enviado por el día 15 de Septiembre de 2006 a las 12:21 (19)
Estimado Imore:

No discutiré lo del contrato pues no conozco la realidad y sólo estaba utilizando para la argumentación una situación hipotética que puede que no sea auténtica: un contrato entre el Teatro Español y el Sr. Rubianes, roto –aunque fuese legalmente- por la administración debido a la incomodidad que sus opiniones produce entre los votantes.

Me temo que no comparto su opinión sobre la neutralidad. Pienso que cualquier discurso está imbuido, los sepa o quiera su autor o no, de ideología. Es imposible conseguir la ausencia ideológica. Por lo tanto, lo único a lo que se puede aspirar en un espacio público es a cierta neutralidad por el procedimiento compensatorio de seleccionar obras de autores distintos e ideas diferentes, que es lo que debería estar haciendo el Sr. Mario Gas.

Disiento también sobre su definición de censura. Es cierto que Rubianes puede trabajar en otros sitios de Madrid, por lo que no está censurado en Madrid, ni en España, pero eso no quita para que se le haya censurado en un sitio muy concreto: el público Teatro Español. La geografía de la censura no tiene que ser total para que sea censura. El Sr. Rubianes está menos censurado, pero está censurado.

Censurar es prohibir la opinión por motivos ideológicos. Aunque el Sr. Rubianes fuera el último nacionalista catalán del mundo –o el último fascista-, y aunque lo pidan en manifestación todos los ciudadanos de Madrid o solo uno, retirarle su contrato en el Teatro Real por sus lamentables opiniones es censura y uno de los caminos al totalitarismo.

Por cierto, es un placer discutir con usted.

Atentamente
Enviado por el día 15 de Septiembre de 2006 a las 20:56 (20)
Creo que han quedado claras las posturas de ambos, así que no creo que seguir con la discusión aporte más que repetición. Una pena que no hayamos acercado un poco más dichas posturas ;).

El placer es mutuo.

Un saludo

Enviado por el día 15 de Septiembre de 2006 a las 21:36 (21)
Enviado por el día 18 de Septiembre de 2006 a las 16:55 (22)

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