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8 de Mayo de 2007

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Poder


Una de las falacias a las que más recurre la izquierda es la equiparación entre libertad y poder. Es libre quien tiene la capacidad para hacer algo; está sometido quien carece de ese poder.

En efecto, para poder alcanzar un fin necesitamos ser libres, pero no sólo eso. También necesitamos de los medios necesarios para lograrlo. La libertad se refiere a la no iniciación de la fuerza en el uso de esos medios, no a la titularidad misma sobre ellos. Por ejemplo, yo nunca podré ser un jugador de la NBA, pero ello no me hace menos libre, en todo caso menos capaz o menos hábil.

Al adoptar el criterio del poder como medida de la libertad buscan, en realidad, eliminar la libertad misma. Se nos dice que el trabajador no es libre ya que su alternativa a trabajar es morir de hambre. Dado que no tiene poder (sustento material) para vivir sin trabajar, está sometido al empresario que sí cuenta con capital. Una de las dos alternativas (trabajar/morir de hambre) es tan mala, que virtualmente sólo tiene una posibilidad, ergo no puede elegir y no es libre.

Sin embargo, el hecho de que la decisión entre trabajar o morir de hambre sea evidente no significa que no haya libertad, sino que el uso de la libertad será previsible. En otras palabras, que una alternativa sea muy mala sólo significa que cuando elijamos sin que nadie nos coaccione (libertad) elegiremos la alternativa que es clarísimamente mejor.

Si tengo que aceptar o rechazar la donación de un millón de euros, mi decisión será evidente (no podré elegir otra cosa so pena de lamentarme de por vida), pero no por ello dejaré de ser libre. ¿Tengo el poder (los medios) para rechazar la oferta? No, porque mi renta es muy mediana y rechazar un millón de euros seguiría siendo una locura. ¿Dejo de ser libre? Obviamente tampoco.

Pues bien, una vez efectuadas estas consideraciones, pasemos a analizar el artículo que Pijus Economicus acaba de publicar en la gacetilla facha de Sopena. La temática, como no puede ser otra en esa página, es poner a caldo a Aznar. Esta vez a cuenta de sus últimas declaraciones sobre la creciente injerencia del Estado en las libertades individuales.

Pijus circunscribe sus opiniones dentro "de la obsesión liberal por demonizar todo lo relacionado con la intervención del Estado y justificar el libre actuar, y sin restricciones, de los individuos."

Aquí hay alguien que no se ha enterado muy bien de lo que defiende el liberalismo. ¿Actuar sin restricciones de los individuos? No, no. Ni los liberales ni Aznar dijeron eso. Repasemos: Las copas de vino que yo tengo o no tengo que beber, déjeme que me las beba tranquilamente, mientras no ponga en riesgo a nadie ni haga daño a los demás. Uy, ese "mientras" me suena a una restricción. ¿No excluye posibilidades de acción? Sí aquellas que causen daño a los demás.

Si la libertad implica, como antes he indicado, la posibilidad de usar los medios sin iniciar el uso de la fuerza contra nadie, entonces es evidente que la actuación humana está restringida a la no iniciación de la violencia. Vaya, vaya. Como nos gusta manipular.

Y si a Pijus no le gusta la definición liberal de libertad, aquí tenemos la suya: La libertad viene a consistir, para ellos, en permitir que el poderoso, en términos económicos y sociales, pueda hacer lo que le plazca con aquel que no lo es. Que el empresario emplee al trabajador tanto y cuanto quiera, y que nadie se atreva a protestar, por ejemplo.

Ya tenemos el mantra de libertad=poder. No volvamos a manipular. El liberal no sostiene que el empresario pueda hacer cuanto le plazca con el trabajador, sino cuanto el empresario y el trabajador acuerden que se pueda hacer. ¿Hay una pequeña diferencia no? Sí, la misma que entre el uso y el abuso de la libertad.

Que Pijus no sea capaz de distinguir entre uso y abuso es significativo de cuánto respeto puede guardar por la libertad. Dudo que sepa en qué momentos la está usando y en qué momentos abusando. La violación se viste de uso ingenuo y uso se demoniza en intolerable agresión. De ahí que su propuesta no pueda sorprendernos:  Aznar se siente oprimido, como todos los liberales, porque no le está permitido hacer lo que le dé la gana. Pero si el Estado, que somos todos, establece normas para salvaguardar las vidas humanas de la irresponsabilidad de quienes se sienten dueños y señores del mundo, bienvenidas sean.

El Estado somos todos, vaya, y yo sin enterarme. Será otra herencia de los 60. En cualquier caso, Pijus recurre también a otra habitual falacia para justificar la represión. Dado que el Estado somos todos, si nos reprimimos entre todos, no existe represión. Pues no. Si eso fuera así, la violencia doméstica no existiría Pijus. Porque "un hogar" son todos sus miembros: padre, madre e hijos, pero a veces alguno de ese todo inicia la agresión contra el resto del todo. Y la unidad del hogar no erradica su naturaleza criminal.

Pero además, el tipo de legislación que propone Pijus pasa por "salvaguardar las vidas humanas de la irresponsabilidad de quienes se sienten dueños y señores del mundo". No sé de qué está hablando. ¿Acaso beber vino o conducir más rápido es actividad exclusiva de quienes se sienten dueños del mundo? Y en todo caso, ¿por qué? ¿Simplemente por que una gente sea más "poderosa" que otra tienen que soportar ser reprimidos? ¿Aun cuando no utilicen ese poder para violentar a los demás?

Si eso es así, entonces el Estado no pinta nada en la legislación. Más que nada porque debería legislar en su contra. Si el Estado tiene poder como para aplicar la legislación antipoderosos entonces es evidente que es el más poderoso de una sociedad y que debería haber legislado en su contra. Si por el contrario es menos poderoso que otros individuos, entonces la legislación tampoco tiene sentido porque no podrá aplicarse. Por tanto, tu principio de compensación del poder tiene tanta base como rigor, credibilidad e inteligencia el director de tu periódico.

Porque además, estoy seguro que ni tú serías consecuente con ese principio. Por ejemplo, tenemos un empresario arruinado y acosado por las deudas, de modo que tendrá que declararse en quiebra dentro de un mes. Ya ha reconocido que no puede pagar a sus trabajadores pero si dejan de trabajar durante ese mes, la situación económica del empresario será aun peor. ¿Acaso el Estado debería arbitrar normas para obligar a que los trabajadores siguieran produciendo sin cobrar? No olvidemos que la parte débil en esa relación es el empresario. Es más, ¿debería arbitrar normas para que los trabajadores no cobraran los salarios que ya hubieran devengado? Y cuando una empresa empieza a perder el dinero, ¿debería el Estado obligar a que sus trabajadores percibieran menores salarios?

¿Verdad que no? Pues que pocas posibilidades dejas al empresario. Sólo tiene la opción de quebrar y quedarse sin propiedades. Pobrecito, será que no es libre. Ahora que lo pienso, a mí tampoco me has dejado otra opción moral a responder a tu artículo: carecía de entereza suficiente como para dejarlo pasar. Qué débil y poco poderoso soy. Qué oprimido me siento.

Comentarios

 
El motivo por el que Pijus Economicus se saltó el pequeño detalle del "mientras..." es, muy probablemente, porque ni siquiera se habrá molestado en ver el clip en YouTube. Me los he encontrado así a docenas estos días: que si Aznar había dicho no sé qué de la velocidad, que si no sé qué de conducir borracho, ...
Enviado por el día 8 de Mayo de 2007 a las 16:33 (1)
Pijus encarna el deslizamiento hacia el pensamiento Alicia, que viene caracterizando a todos los escribas de la nueva era "progre" posmoderna. Merece la pena detenerse en contrargumentar por extenso contra los propios términos del Pijus magnificus o como se llame, Rallo. Pero lo que a mi me llama la atención es la coordinación y la empatía de todos los terminales propagandísticos del gobierno (con los guerreros del Imperio del Mal a la cabeza) para arremeter todos a una contra Aznar por sus declaraciones sobre el vino. Sobrepasa con mucho lo que uno podría imaginar hace años sobre la degeneración mental de toda una casta progre que quiere imponer coactivamente comportamientos, gustos y aversiones. Dejadnos en paz, progres de todos los partidos.

P.D Esperemos que las frases de Aznar no sean solo flor de un día.
Enviado por el día 8 de Mayo de 2007 a las 16:38 (2)
Ay a quienes simplemente no les cuaja entender que la libertad y la propiedad son ese binomio sobre el que se asienta la division de poderes que asi se proteje a los individuos entre ellos los mas debiles.
Por contra al pretender erradicar la propiedad y la libertad solo se consigue concentrar un poder en aquellos que nos diran quien merece y quien no los bienes y asi todos estaremos al capricho de un dictadorsuelo.
Y cualquier semejanza con la Union Sovietica sera pura coincidencia.
Enviado por el día 8 de Mayo de 2007 a las 18:16 (3)
La manera de pensar del colectivista es letal para el las ideas y hasta para la misma lógica. El tío mete a martillazos la realidad en la perspectiva de los colectivos y acaba como todo progre, no sólo sin enterarse de nada, sino además liando a los pobres desgraciados que crean que merece la pena leerlos.

Iba a decir demoledor, pero lo siento, derribar una ruina es un trabajo muy necesario, pero no luce :D
Enviado por el día 8 de Mayo de 2007 a las 20:10 (4)
Es muy viejo Pijus? Que trabaje como policia; ahi podra saciarse y corregir muchas cosas, sin llegar a tanto.
Enviado por el día 8 de Mayo de 2007 a las 20:44 (5)
Buen artículo Rallo, a ver si me puedo dar un salto a Tenerife, por cierto, ¿van a salir de marcha por ahí?
Enviado por el día 8 de Mayo de 2007 a las 21:54 (6)
Hola Séneca,

Si te refieres a la Universidad de Verano, me temo que este año no es en Tenerife, sino en Aranjuez (ya que se realiza dentro del ciclo de los cursos de verano de la URJC).
Enviado por el día 8 de Mayo de 2007 a las 22:06 (7)
Para mi, sin embargo, entre la definición liberal de libertad como ausencia de coacción y la definición progre de libertad como poder o capacidad de acción, prefiero una intermedia, de contenido flexible según las sociedades, que sería la capacidad de reacción o la ausencia de indefensión en los individuos.
A ver si consigo explicarme.
La definición liberal, en circunstancias extremas, se queda en nada. Escoger entre el paro y un sueldo de miseria será escoger libremente pero, desde luego, no me satisface.
La definición progre tampoco me vale por ser, en la práctica imposible y engañosa. Obligaría al estado a intentar una ingeniería social brutal para conseguir una igualdad de oportunidades máxima pero ficticia. Además, en la cotidiana realidad, por más que lo quiera, nadie tiene las mismas capacidades que otro.
Sin embargo, si la definimos como ausencia de indefensión o capacidad de reacción, el papel del estado se limitaría -aunque no desaparecería- a facilitar este proceso. Seguridad jurídica y física en todos los países; desde luego no alimentos en nuestra sociedad, pero tal vez sí al menos durante un tiempo en otras desestructuradas; etc.
Sería una actuación estatal delicada, indirecta y cada vez menor según fuese mejorando el país y tomando su lugar la sociedad civil.
Por favor, críticas para obligarme a repensar todo esto.
Enviado por el día 9 de Mayo de 2007 a las 10:35 (8)
Te aconsejo, derem, leer primero (antes que lo que uno piensa al respecto) a Ludwig von Mises. Supongo que hay otros genios que tambien han considerado lo que estas considerando, pero Mises se enfoca directamente y a fondo en esos temas. Es el mejor que conozco. En Editorial Union (o Union Editorial?) de Madrid hay varios libros de el. Lucha con el primero.
Enviado por el día 9 de Mayo de 2007 a las 17:21 (9)
Agradezco el consejo. Y si alguien me sugiere algún título concreto para este verano, mejor.

En cualquier caso, permítaseme abusar del foro e insistir con una vuelta de tuerca más. Creo que mi insatisfacción con la definición de libertad utilizada entre parte del liberalismo deriva de la no consideración del ser humano como ser social. Un animal es libre en tanto en cuanto no lo coaccionas, no lo amenazas, no lo encierras. Fuera de esto, es libre en su interacción con la naturaleza, independientemente de que sea una presa, un cazador en plenitud de facultades, o un cazador viejo o enfermo. Pero esto no vale para un ser humano. Somos lo que somos en sociedad. Ergo, la libertad deberían ser también, de alguna forma, las condiciones sociales que nos permitan escoger libremente, dicho esto en el sentido vulgar del término. De otra forma, las condiciones necesarias y suficientes para alcanzar nuestra particular y concreta plenitud como persona, e insisto en lo de particular y concreta. Y de otra forma, lo mínimo que nos permita avanzar por nuestra cuenta, o removernos si hay problemas, sin abusar de los otros seres humanos. Por eso creo en una actuación estatal delicada, indirecta, flexible, distinta según las sociedades, y cada vez menor.

Por otra parte, reconozco que mi definición acaba llevándome a concluir, en un aparente razonamiento circular, que libertad es la organización social promovida por el liberalismo, y la circularidad no suele ser síntoma de un buen razonamiento, aunque sí de una buena propaganda.

No insisto más. La libertad coactiva no me vale, pero la libertad animal no me llega.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2007 a las 10:31 (10)

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