10 de Marzo de 2005

Si alguno alberga la esperanza de que el PSOE, al menos el PSOE que yo conozco, pusiera en algún momento gestores al frente de los organismos públicos, administraciones o empresas, públicas y privadas, puede ir despertando del sueño o cayéndose del guindo, según le vaya mejor. El PSOE sustituye la prolija actividad de la administración y la gestión por el comisariado político, disciplina en la que la izquierda es ducha y despierta. Lo mismo le da si es una organización que aglutina a las víctimas del terrorismo, si se trata de un ministerio, una televisión pública o la Biblioteca Nacional, que es el caso que me ocupa. En todas ellas es importante parar en seco al personal que se desmarca de la doctrina partidista, de lo políticamente correcto o aceptable.

Anda entre indignada y ultrajada su directora general Rosa Regàs por lo acontecido en el programa "Caiga Quién Caiga", más conocido como CQC, estrella del viernes en la progre cadena televisiva Tele5. Como no suelo frecuentar el programa me he enterado por terceros que en el mismo, un reportero de esos tan dicharacheros que tienen, se dirigió a las azafatas del congreso conmemorativo del Día de la Mujer Trabajadora que se celebraba en la Biblioteca que comisiona esta señora, en unos términos y tonos propios de un albañil salido de la construcción.

Tan indignada quedó que ha pedido a "las mujeres trabajadoras y a los hombres decentes" que se abstengan de ver el bodrio... digo el programa. Curiosamente, en el mismo programa otro reportero dicharachero se dirigió a un enano en términos jocosos o desdeñosos, según se vea, cuando pasaba o acudía, no lo sé, a la presentación de la nueva película de Viggo Mortensen. La relación entre los hobbits y este señor no han despertado la indignación de esta Comisaria. Será que no toca y habrá que esperar al día del enano trabajador.

Mire usted, señora Comisaria, en un país libre cada uno se expresa como le da la gana. Si alguien considera que el programa es una mierda, yo el primero, lo deja de ver y si la cuota de pantalla baja por debajo de lo aceptable, como el caso de su adorado Wyoming, se elimina y todos tan contentos. Es más, cada ciudadano puede en la medida de sus posibilidades, bien por carta, bien por e-mail, bien por blog, dirigir todas las quejas y algo más que quejas contra el infame comportamiento de esta panda de pseudointelectuales de medio pelo que se hacen llamar gente del mundo de la cultura o 'losabajofirmantes'. Incluso usted, como Rosa Regàs, ciudadana privada, puede hacer gárgaras ante el televisor para luego escupir el contenido contra la efigie de Manel Fuentes.

Pero en su condición de funcionaria pública a dedo, que ese es su puesto, ni puede ni debe aconsejar a ningún ciudadano lo que puede ver, lo que es aconsejable y lo que no, lo que es deseable o desdeñable y lo que no. Mire, señora Regàs, que pensaría si en el pasado, desde el gobierno Aznar, algún alto cargo público hubiera aconsejado no leer los libros que usted escribe aduciendo que son contrarios a la moral establecida o a la doctrina política correcta. Cómo se sentiría; pues con toda la razón. Mire señora Regàs, es posible que la plebe no tenga todavía la moral, la educación y la personalidad que usted desearía. Es posible incluso que el piropo de obra, ese que hace sonrojarse incluso a alguna meretriz, no esté desterrado de esta España que nos ha tocado vivir. Pero la persecución desde el Estado de lo incómodo, incluso de lo despreciable que es el caso del que estamos hablando, no deja de ser una sistema más de censura. Usted censura a Tele5 simplemente porque oyó algo que no le gustó. Y eso es lo mismo que hacía su adorado Francisco Franco pero en otros aspectos. ¿No lo cree así Comisaria Regàs?