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27 de Septiembre de 2004

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La Hora de Todos
Bitácora de José Carlos Rodríguez

Dan Rather como ejemplo

Pese a las palabras de Jonathan Klein a Bill O'Reilly, los múltiples filtros de comprobaciones y contrapesos de la CBS habían fallado miserablemente. ¿Porqué? Aunque el asunto ha levantado un enorme revuelo, el menos sorprendido de todos ha sido sin duda Bernard Goldberg. En 1996 escribió un artículo para el Wall Street Journal denunciando un claro caso de manipulación informativa en su propia cadena, la CBS. Una "información" sobre la propuesta de tipo marginal único de Steve Forbes, entonces candidato a liderar el Partido Republicano frente a Bill Clinton. El periodista ridiculizaba la propuesta de Forbes, decía que no contaba con el respaldo científico de ningún economista y mostraba su miedo de que una rebaja del tipo impositivo creara, como en época de Reagan, una caída en la recaudación. Ambas cosas son falsas, ya que el tipo marginal único está defendido por una parte importante y creciente de los hacendistas, mientras que gracias a la rebajas en los tipos impositivos la recaudación aumentó durante el reaganomics. A todas luces, la "información" del periodista Eric Engberg era tendenciosa, faltaba a la verdad, y ridiculizaba a un hombre y a su propuesta política sin una base real para hacerlo. Pero el bodrio salió en el Evening News de la CBS, y para ello tuvo que pasar nada menos que siete filtros que no se dieron cuenta, o no juzgadon negativamente, el sesgo de la información:

1) El propio periodista
2) El productor en Washington de la cadena CBS
3) El productor en Washington del Programa Evening New's, en el que saldría la "historia".
4) El productor ejecutivo de Evening New's en Nueva York
5) Su equipo de productores senior
6) El presentador/editor del programa Evening News (Dan Rather).

En el caso concreto de esta información, también la vio antes de que saltara al aire 7) el presidente de la CBS. El artículo se titula Networks Need a Reality Check, Las Cadenas Necesitan una Comprobación de la Realidad. Más tarde sacaría su libro Bias.

Cuando Bernard Goldberg sacó el artículo, ocurrió algo paradójico. Había hablado de este caso dentro de la cadena en la que había trabajado 30 años. Pero nadie le dio importancia. En cuando apareció en el WSJ se organizó todo un escándalo y Bernard Goldberg, en sus propias palabras, se volvió radiactivo. En lugar de reaccionar haciéndole algo de caso, intentando enmendar lo que cupiera, recibió ataques ad hominem, y sus compañeros rehuían su presencia. Recientemente, el 17 de septiembre, nueve días después del 60 minutes que sacó los falsos documentos, Goldberg ha vuelto a escribir un artículo en el WSJ, en el que evidenciaba alguna de las precauciones que Rather debía haber tenido, pero que despreció. De nuevo la pregunta es ¿Porqué?

Dan Rather tiene una ideología y como periodista, interpreta la realidad a través de la misma. Ello no tiene nada especial; si una labor debe tener un periodista es la de comprender la realidad, para explicársela luego a sus lectores/oyentes. Y para hacerlo necesita una visión del mundo. Rather tiene una (es un hombre de izquierdas, progresista), en lo que coincide con cualquier otro periodista. Pero además de un punto de vista sobre las cosas, que no solo no debe ocultar, sino que se le debe exigir, Dan Rather informa con un violento partidismo, casi atávico pues de hundido en su propia naturaleza el propio Rather es incapaz de verlo. Un partidismo feroz que le ha llevado, de forma sistemática, a informar siempre con un sesgo hacia la izquierda y hacia los demócratas. Aplicando un criterio u otro según fuera el caso, destacando la posición ideológica de quien no coincide en su forma de ver las cosas, o la profesionalidad en quienes piensan como él. Despreciando esas historias que no convienen y que se pueden guardar en un cajón sin romper el consenso de lo noticiable, pero que de sugerir una interpretación contraria podrían hasta abrir su informativo. No estamos hablando de un loco, un outsider, un personaje sospechoso, un elemento marginal y ridiculizable, como Al Franken o John Hannity. El veterano periodista de la CBS es uno de los profesionales con mayor prestigio en la profesión y entre el público. Y la cadena en que trabaja no es un proyecto de fin de carrera en la Universidad, es una de las grandes cadenas estadounidenses. De modo que el mal de Dan Rather o de la CBS no puede considerarse como algo propio o exclusivo de ellos. Hay toda una historia de mentiras y manipulaciones informativas.

La historia del periodista convertido estos días en noticia. El próximo Haloween Dan celebrará con su familia su 73 años, de los que su mayor parte los ha dedicado a la información periodística. Del Houston Chronicle pasó a un par de televisiones con base en la ciudad tejana, y su dinámica forma de informar ante la cámara hizo que se fijara en él la CBS, a la que se ligaría ese 1962 hasta el momento. Fue el primer periodista en dar la noticia de la muerte de John F. Kennedy. Quizás porque obtuvo éxitos desde el principio, siempre confió en su criterio, lo que le llevó a dar pábulo a noticias sin comprobar su veracidad, basándose en su propio juicio periodístico. Timothy Crusoe, historiador de la campaña de Richard Nixon, dice que si un rumor le sonaba sólido, si confiaba en su intestino o lo obtenía de una fuente que le pareciera honesta, le daba salida. Los otros corresponsales de la Casa Blanca le odiaban por eso. Su estrella subía sin parar, con ella la confianza en sí mismo y en que él… no es como los demás. De hecho se saltaba el turno de preguntas a sus compañeros, aún cuando se lo hubiera otorgado el mismo Presidente, a quien era capaz de tratar de tú a tú y con la chulería del cowboy que lleva dentro.

Esta actitud llevó a los responsables de la CBS en su despido. Pero la suerte se alió con él, ya que coincidió con la próxima retirada del veterano presentador (anchorman) Walter Cronkite, lo que les llevó finalmente a apostar por Rather como sustituto. Su primer programa en el Evening News fue el 9 de marzo de 1981, con Ronald Reagan estrenando Presidencia. Desde el comienzo Dan Rather se destacó por su sesgo antirrepublicano, que le ha acompañado desde entonces, sin desmayo. Todo mal dato económico recibía en su boca el sobrenombre de reaganomics, que perdía el indicador que señalara una mejora. Identificar a Ronald Reagan con el fracaso en la gestión económica es un esfuerzo heroico; de hecho tuvo que decir que acabar con la inflación de dos dígitos con que Carter legó la economía a Reagan era malo, porque sin aumento en el coste de la vida los receptores de ayudas públicas no verían incrementar su cantidad precisamente para compensar ese aumento. Aceptar decir tonterías como esa ante millones de telespectadores con tal de mantener sus ideales es un esfuerzo cuyo heroísmo seguramente no ha sido bien valorado. Ganó esta batalla, porque al día siguiente no se encontró él mismo recibiendo la subvención gubernamental a los desempleados. No sería la última.

En 1988 emitió un reportaje llamado The Wall Within, en el que entrevistó a varios veteranos de Vietnam, que relataban sus espeluznantes experiencias en guerra; especialmente el modo en que los soldados estadounidenses violaban sin reparo alguno los derechos humanos en crímenes de guerra sin cuento. Rather estaba orgulloso porque con este se inauguraría un nuevo estilo de hacer documental. Imagino que se referiría al que ha popularizado Michael Moore, porque ninguno de los entrevistados había estado en Vietnam. Era todo un montaje.

Dan Rather ha sido metódico en la elección de productores de ideología progresista. Ello nunca es un problema, por lo que he explicado antes. El verdadero problema (aparte de no exponer clarameente la ideología propia y pretender ser una especie de centro objetivo) se lo dijo el mismo Rather a Bill O'Reilly: Creo que se puede ser una persona honesta y mentir sobre una serie de cosas. Es más, ¿quién entre nosotros no ha mentido en alguna ocasión? Rather no estaba exponiendo a su colega una torpe defensa de su ejecutoria (en una entrevista previa al último rathergate). Le estaba exponiendo su visión de lo que es el periodismo. Para Dan Rather hay una verdad profunda, fundamental, a la que él tiene acceso. Y esa verdad, que ha de mantenerse contra toda evidencia, es la misma ideología; la visión de lo que es correcto y de lo que no lo es, que de tan cierto no puede ser comprometido jamás por ningún argumento o dato histórico. Puesto que lo que le mueve es la fidelidad a esa verdad, el periodista se ve no como un cruzado de una ideología, sino como un centrista que defiende lo justo. Esto es, en esencia, lo que piensa Dan Rather y lo que con él la mayoría de la profesión periodística que se sitúa en el bando progresista. Michael Moore es Dan Rather. No importa que identifique al KKK con la libertad de armas, cuando está históricamente ligado a su propia causa, el control de las mismas. Porque la verdad sigue ahí: hay que controlar las armas en manos de los ciudadanos. Noam Chomsky es Dan Rather. No importa que negara la masacre de los Jemenes Rojos en Camboya, cuando esta tuvo lugar hasta extremos sobrecogedores. Porque la verdad sigue ahí: Hay una alternativa al capitalismo y tenemos que defenderla, porque es lo más justo. Es el triunfo de la verdad profunda sobre la meramente histórica. Una actitud que por otro lado, le ha llevado a la estrella de la CBS a la genuflexión y el alfombrismo con quienes son héroes de su propia visión. Hillary Clinton, Sadam Husein, Fidel Castro…

Rather, por cierto, no es una excepción dentro de su profesión. Los medios de comunicación estadounidenses, hasta niveles realmente sorprendentes, están escorados hacia la izquierda del público que todavía los consume. Y, aunque sería falaz identificar a la izquierda con esa actitud que simboliza nuestro hombre ya que ni es exclusivo de ella ni le afecta a toda la izquierda, sí se puede decir que en el progresismo es mayoritaria o cuando menos común. El motivo habría que buscarlo más allá de lo que puede parecer mera ideología o partidismo, incluso en una determinada visión del hombre que grosso modo se identifica con la izquierda, y que ha explicado Thomas Sowell en A Conflict of Visions y The Vision of the Anointed. El que desee comprobar el escoramiento, el sesgo de los medios hacia la izquierda, lo puede hacer en tres informes sobre el tema: Uno de John R. Lott y Kelvin A. Hasslett, otro de la Universidad de Yale, y un tercero por el Pew Research Centre.

Estoy seguro de que Dan Rather no entiende lo que está pasando. Puede que no le acompañe la verdad anecdótica, la veracidad de los documentos que sacó a la luz el pasado 8 de septiembre, pero la fundamental está con él, como siempre lo ha estado, y de hecho es esa fe la que le ha guiado, honestamente, a saltarse todos los múltiples filtros de comprobaciones y contrapesos de la CBS. Él no solo cree, sino que sabe que George W. Bush, candidato del Partido Republicano, ha de perder las elecciones. Eso es algo que él tiene muy claro y que ningún blogger partidista podrá entender jamás.

Comentarios

 
No creo que Rather sepa que Bush «ha de perder las elecciones», sabe que Bush está adelante en las encuestas. Pienso que Rather, como casi toda la prensa, actuó de «cheerleader» o porrista durante la invasión a Iraq. No se vio ninguna simpatía hacia Saddam Hussein en la entrevista que tuvo con él poco antes de la guerra.

Hay agitadores izquierdistas que dan la cara y pueden ser respetables como oponentes. No es el caso de Rather.

Por otra parte, la falta de objetividad seguro que es un mal generalizado pues hay mucha gente que ignora ciertas verdades para darle una ayuda extra a su causa política. Supongo que también ignoran lo que les pasa.
Enviado por el día 27 de Septiembre de 2004 a las 20:46 (1)

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