Barry Goldwater (1909-1998) es ejemplo de fracaso y de éxito en política. Fracaso fue el que le acompañó en las elecciones que libró contra Johnson. El éxito vendría después, cuando encarnó para un creciente número de jóvenes los valores conservadores (liberales, diríamos aquí), asociados con la dignidad del individuo, la responsabilidad personal, la libertad ampliamente reconocida y la firmeza moral contra el comunismo. Se aferró siempre a sus principios, sin concesiones al qué dirán. Toda una virtud en la vida personal que puede traer complicaciones en la vida política. Fue el caso del senador por Arizona, un muñeco al albur de la manipulación descarnada y brutal a manos de los demócratas y con la connivencia de los medios de comunicación. Pero su apego a las ideas inspiró a muchos a mantener también las suyas, en defensa de la libertad.