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8 de Mayo de 2005

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Martín Seco, un fanático servil


Dice Martín Seco que los funcionarios internacionales constituyen un rebaño curioso presentan por término medio un nivel intelectual bastante modesto. Estoy de acuerdo, pero incluiría también a algunos periodistas económicos. En su artículo La insostenible economía del bienestar intenta demostrar la solidez del Estado de bien-mal-estar en tres argumentos bastante pueriles.

El primero es que fenómenos tales como la incorporación de la mujer al mundo laboral o la entrada masiva de emigrantes han incrementado y van a incrementar aún más la población activa. Curiosa contradicción. Para que la Seguridad Social sea sostenible no sólo es necesario que entren inmigrantes y que mayor número de mujeres se incorporen al mundo laboral, sino que aumenten considerablemente los hijos de los actuales contribuyentes (que en 30 años pasarán a ser pensionistas) Si ello sucediera, veríamos como la población mundial se incrementaría de manera considerable y, entonces, ¿a qué argumento recurrirían los socialistos? La superpoblación es insostenible; la Tierra no tiene suficientes recursos para mantener los actuales niveles de individuos, hay que incurrir en controles poblacionales.

Por tanto, con semejantes fundamentaciones, los intervencionistas deberán renunciar a una de sus dos falacias: la del Estado de Bienestar sostenible o la del conservacionismo. En cualquier caso, este argumento de Martín Seco me parece del todo cínico, pues sólo supone postergar el problema y endosárselo a generaciones venideras. Ya que Martín Seco no quiere reconocer que su maquinaria burocrática renquea, ya que no quiere reconocer que el capitalismo y la libertad son superiores al socialismo, ya que no quiere reconocer su error, prefiere arruinar a los jóvenes de hoy. Todo un expolio intergeneracional.

Su segundo argumento tiene más miga. Si somos por término medio el doble de ricos, por qué no vamos a poder mantener aquello que hace treinta años nadie dudaba que se pudiera conservar. Y si dentro de treinta años vamos a ser aproximadamente el doble de ricos que ahora, por qué va a ser insostenible entonces lo que ahora sí lo es.

Efectivamente, seremos el doble de ricos si el Estado de Bienestar no lo impide. Pero aún así, el argumento no se sostiene. Primero, porque es evidente que siempre podrán mantenerse unas ciertas pensiones públicas (al fin y al cabo, no suponen nada más que una redistribución entre individuos); la cuestión es qué tipo de pensiones pueden mantenerse (y en este caso me temo que serán irrisorias)

Luego, el argumento central de que si la población desciende a la mitad, pero la riqueza se duplica, las pensiones se mantienen constantes, es una pura falacia. El problema no es que la población se reduzca a la mitad, sino que la población contribuyente disminuye, y la pensionista se incrementa. Veámoslo con un ejemplo.

España tiene 10 habitantes contribuyentes y 5 pensionistas. La cuota de cada contribuyente es de 20 euros. Por tanto, la recolecta total es de 200 euros, que entre 5 pensionistas suponen una pensión de 40 euros.

Al cabo de varios años, la pirámide poblacional se invierte, y hay 5 habitantes contribuyentes y 10 pensionistas. Al mismo tiempo, la riqueza nacional se ha doblado, de manera que la cuota ha pasado a ser 40. En este sentido, la recaudación total será 200 como antes (40*5), pero deberá repartirse entre 10 pensionistas. Esto es, la pensión será la mitad, 20 euros. Para mantener constante la pensión, deberemos doblar la contribución hasta 80 euros, la que supone una cuota cuatro veces superior a la de hace 30 años (y todo ello suponiendo precios constantes)

Pero todavía hay más. Si nos fijamos, los cinco contribuyentes estarán pagando 80 euros al mes para recibir en su momento una pensión de 40 euros al mes. Sin entrar en el tema del interés (por el cual los bienes presentes se valoran más que los futuros y, por tanto, habría que calcular cuál es el valor futuro de una renta continua de 80 euros al mes, o bien el valor presente de una renta futura de 40 euros al mes; lo que significa que la diferencia aún sería más abultada), esto sólo permite resaltar el hecho de que los individuos afrontarían la tercera edad con una riqueza mucho mayor si, en lugar de recurrir a la Seguridad Social, atesoraran para sí mismos la cuota. Y, por supuesto, estarían en una situación infinitamente mejor si, en lugar de atesorar la cuota, la invirtieran.

En ese caso, no sólo se beneficiarían los individuos implicados, sino, sobre todo, la sociedad. El ahorro presente sería prestado a los empresarios para que alargaran y ensancharan la estructura productiva, multiplicando la cantidad de bienes y servicios y, por ende, el poder adquisitivo de esos 80 euros mensuales (si la cantidad de bienes aumenta, los precios caen, y los 80 euros permiten adquirir una cantidad mayor de bienes)

El problema, precisamente, es que esa cuota se sustrae de unos individuos que la ahorrarían y se entrega a otros que, por su edad, sólo la consumirán. No es que la sociedad se vea despojada de un ahorro que podría haber sido invertido, sino que ese dinero se emplea para consumir bienes y servicios, reduciendo todavía más la disponibilidad de los mismos, incrementando sus precios y achatando la estructura de capital (volviéndose, por tanto, menos productiva) La redistribución no sólo no es neutral, sino nociva.

Pero vayamos con el tercer gran argumento de Martín Seco en favor del Estado de Bienestar. Dice Martín Seco que hay una conspiración secreta para que el excedente empresarial debe absorber una parte cada vez mayor de la renta y, por el contrario, la parte destinada a salarios y a impuestos tendrá que ser cada vez menor. En esas condiciones, aun cuando la renta per cápita se incremente, es posible que el nivel salarial disminuya, por lo menos en algunos sectores, y los ingresos del Estado se reduzcan, imposibilitando la protección y los servicios sociales. En ese sentido, el Estado de bien-mal-estar tiene que reducirse para que el capital absorba cada vez un mayor porcentaje de la renta (si bien, obsevemos que éste no es un argumento que sostenga la viabilidad del Estado de bienestar, sino un ataque bastante penoso a sus oponentes)

Martín Seco confunde, de nuevo, los términos. El problema de la Seguridad Social es que resulta capital-consuntiva, esto es, reduce la producción de la sociedad. Tal como la piramide poblacional va invirtiéndose, los trabajadores contribuyen más de lo que van a llegar a percibir en el futuro. En lugar de haber capitalizado sus rentas y vivir de los frutos de su vida productiva útil (de manera que unas buenas inversiones podrían permitir una jubilación notablemente más temprana que la actual) el Estado de bien-mal-Estar obliga a los individuos a trabajar hasta los 65 años y, lo que es peor, les paga la prometida pensión no a través de sus contribuciones, sino de las de los individuos cuya vida útil empieza a ser esclavizada por el Estado.

Sin Estado de bien-mal-Estar (y sin injerencias políticas en el mercado crediticio y monetario) los trabajadores se convertirían en inversores de su renta actual, para acumular riqueza de cuyas rentas vivir en el futuro. Obviamente, esta inversión se produciría de manera indirecta, a través del mercado de bonos y de la Bolsa. Los trabajadores pasarían a ser ahorradores/inversores y, por ende, capitalistas (la parte del salario ahorrada vendría a formar el capital). Este ahorro canalizado a través de los mercados crediticios vendría a ser un préstamo para los empresarios, gracial al cual podrán ejecutar sus proyectos y pagar al trabajador-rentista el correspondiente interés del préstamo. El trabajador capitaliza su salario.

La triquiñuela de Martín Seco consiste en sugerir que los destinatarios de la renta nacional serán otros (los empresarios). Asegura que los trabajadores percibirán menores salarios y los capitalistas un mayor beneficio. Aparte de incurrir en el arquetípico error de conflictividad salario-beneficio (como ya puso de manifiesto Böhm-Bawerk, Labor cannot increase its share at the expense of capital), lo que Martín Seco (no sé si deliberadamente) esconde es que las rentas serían capitalizadas por los propios trabajadores para obtener un mayor interés. Pero el fruto de ese incremento del capital no irá primeramente al empresario, sino al trabajador-capitalista. Y es que, la primera obligación que tendrá que atender todo empresario-prestatario es la de devolver el préstamo con su correspondiente interés, sólo después cabrá hablar, en su caso, de beneficios empresariales.

El Estado de bien-mal-Estar dinamita este proceso de ahorro e inversión que incrementa la riqueza de la sociedad. Lo sustituye por una consución continua del capital que empobrece y esclaviza a los trabajadores actuales. Es más, al impedirles acumular su propia riqueza, les sustrae la autonomía económico y los convierte en siervos vitalicios del Estado. En otras palabras, el Estado elimina la capacidad de elección del individuo y le obliga a someterse a su voluntad para obtener educación, sanidad y una pensión futura. Quizá por ello, en función de esta deplorable servidumbre, Martín Seco apoye con argumentos más que discutibles ese régimen de semi-esclavitud.

A todos los aduladores del estatalismo, a todos los que defienden la seguridad social como instrumento de esclavitud económico y de sumisión al todopoderoso Estado, habría que recordarles la prescripción de Thomas Szasz: El proverbio advierte de que 'No muerdas la mano del que te alimenta.' Pero quizás deberías si ésta te impide alimentarte a ti mismo. No todos somos serviles.

Comentarios

 
buen post ;-)
Enviado por el día 8 de Mayo de 2005 a las 14:18 (1)
Podías intentar publicar esta respuesta, todo un artículo en defensa del capitalismo popular, toda una defensa de los trabajadores, en el mismo periódico que el tal Martin Seco, escribe.

Podría dar lugar aun verdadero debate ideológico de los que estamos bastante escasos.
Enviado por el día 8 de Mayo de 2005 a las 16:03 (2)
¿cuando quemamos el congreso?
Enviado por el día 8 de Mayo de 2005 a las 16:05 (3)
"¿cuando quemamos el congreso?"

El congreso y la Moncloa, pero cuando el PP llegue al poder. Reviviremos tiempos no tan viejos.
Enviado por el día 8 de Mayo de 2005 a las 16:34 (4)
Excelente artículo, si el pp hubiera hecho programas de debate con gente como la de red liberal otro gallo nos cantaría, cuanto talento desaprovechó, supongo que les gustaba más el programa de jose luis moreno.
Enviado por el día 8 de Mayo de 2005 a las 16:58 (5)
Desde luego. Si hubiésen luchado en el campo ideológico los hubiéran destrozado. Si hubiése habido debates electorales no habría quedado nada de Zapatero...

Pero no, José Luís Moreno y Ana y los siete...

Es para tirarse de los pelos.
Enviado por el día 8 de Mayo de 2005 a las 19:20 (6)
El paradigma de la seguridad social nació en una época en que cada generación procreaba diez o más hijos, por lo que fundar las pensiones en el incremento de un fondo financiado por la siguiente generación era realista. Hoy, con las nuevas tendencias de población productiva decreciente, el asunto es inviable.

Un fondo de inversiones autogenerado y bien gestionado a bajo costo por volumen - como la propuesta de José Piñera, mejorada y modernizada con las nuevas tecnologías- es una posibilidad menos surrealista....
Enviado por el día 9 de Mayo de 2005 a las 04:02 (7)
Pues sí, creo que estoy de acuerdo con lo que dice Rallo.
Enviado por el día 9 de Mayo de 2005 a las 11:58 (8)
El mundo al revés. Ayer en La Vanguardia:

"Ola antiliberal en la UE
Francia y Alemania cuestionan el modelo de crecimiento bajo el nuevo capitalismo

Un fantasma recorre Europa: la crítica radical al capitalismo. El referéndum sobre la Constitución europea en Francia y la proximidad de las elecciones en Alemania han hecho emerger un fuerte malestar social en el corazón de Europa,donde domina el bajo crecimiento, el paro y el estancamiento de los salarios"

Eso el titular y la entradilla, si alguien quiere leer el resto
http://www.lavanguardia.es/web/20050508/5118370848...
No porque vaya a aprender nada útil, claro.
Y el que quiera y no pueda, que me lo diga antes de una semana y se lo mando en privado.

Enviado por el día 9 de Mayo de 2005 a las 14:27 (9)
Coincido con albert.

El estado no quiere una sociedad de propietarios porque sería el principio de su fin. Con súbditos más responsables de más patrimonio, sería más difícil imponerles gravámenes. Y la tendencia natural sería su desaparición por ineficienciente e injusto.

Además, interesante remarcar los efectos sobre la estructura productiva de la economía, sobre la que también tendría inmejorables efectos.

En fin, muy bueno el post.
Enviado por el día 9 de Mayo de 2005 a las 17:17 (10)

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