4 de Noviembre de 2005
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Un empresario español contra el Estado, por Sterling Morton
San Bernardino de Sienna discutió la valiente buena voluntad de los empresarios que asumían riesgos. Seiscientos años después de haberlo escrito, las escuelas de pensamiento económico que se interesaban por la importancia de los empresarios fueron relegadas a una segunda división académica. Con excepción de la Escuela Austriaca, pocos teóricos han estudiado las características de los mejores empresarios. El papel del empresario, en conjunto, no se entiende de manera correcta o es indiscutiblemente ignorado por las corrientes mayoritarias de la teoría. El apasionamiento es uno de los rasgos de imposible cuantificación que elevan a un empresario sobre los demás. Catapulta su trabajo por encima del de los otros.
Los burócratas, al utilizar la coacción estatal a cualquier nivel, consumen capital mientras desarrollan sus deberes. El resultado de la coacción y sus perjuicios aparejados son, en definitiva, pagados a través de la inflación, los altos impuestos o un tipo de interés que no refleja las condiciones naturales del mercado. De lo que no suele hablarse es del daño que estos burócratas infligen sobre el apasionamiento de las personas que aman el riesgo.
El entorno español de control diario en la vida comercial es el primer golpe psíquico que padecen sus empresarios. Por ejemplo, pocas empresas de motos llegaron a existir durante la dictadura de Francisco Franco. La única gran empresa que fabricaba motocicletas fue creada por un sujeto que tenía especiales conexiones políticas con Franco. Al resto se les disuadió de entrar en el mercado, en última instancia, a través de la fuerza estatal. Este es el primer golpe bajo al apasionamiento que propina el Estado.
La competencia surgió cuando un par de tenaces empresarios con un fuerte entusiasmo por las motocicletas atravesaron las barreras políticas del Estado, en las secuelas de la Guerra Civil española, y el aislamiento impuesto por la neutralidad durante la II Guerra Mundial. Pedro Permanyer y Francisco Bultó constituyeron Montesa en 1944 para fabricar motocicletas que fueran capaces de cruzar los bacheados caminos descompuestos por la guerra y las montañas accidentadas.
Y pronto llegaron las victorias en las carreras. Montesa tuvo éxito en trial, motocross y las competiciones de velocidad, de manera que se asentó entre las fábricas de motocicletas más prominentes de la Europa de principios de los 50. Estos modelos fueron aclamados en su momento por la Associació de Disseny Industrial del Foment de les Arts Decoratives. Montesa fue galardonada con el primer premio al mejor diseño industrial en 1962. Las victorias en las carreras eran obra de los pilotos, pero reflejaban la pasión y el éxito de Permanyer y Bultó.
El Segundo golpe al apasionamiento vino con el ciclo económico generado por una política monetaria corrupta. El crecimiento en las exportaciones de Montesa y las ventas interiores condujeron a Permanyer y Bultó a incrementar su endeudamiento y expandir el tamaño de sus instalaciones industriales. La economía española combatió contra el Plan de Estabilización Nacional de Franco, el intervencionismo y la inflación de mediados de los 50. Estos factores externos enviaron una falsa señal empresarial a los directores de Montesa y los envalentonaron a una expansión que no estaba justificada.
Las empresas que se enfrentan con un ciclo económico deben calcular correctamente las oscilaciones de la producción durante un ciclo económico inflacionista si pretenden seguir en el mercado. Las distorsiones en las frágiles líneas telegráficas (los precios) que señalan a los empresarios los bienes a producir en cada momento, impulsaron a Montesa al mercado crediticio para expandir su capital. Cuando Bultó y Permanyer se dieron cuenta del error en su cálculo empresarial, intentaron corregir las distorsiones vendiendo sus activos, recortando gastos y regresando a los correctos niveles de producción.
Bultó y Permanyer no estaban de acuerdo sobre la relocalización del capital y dividieron la empresa en 1958. Bultó, que apoyó los circuitos de carreras en Montesa, formó Bultaco con una gran variedad de productos, incluidas motocicletas competitivas para pilotos deportivos. Bultaco creció, como lo había hecho Montesa, pero los nubarrones de los planificadores sociales eclipsaron el duro trabajo de la compañía. En los 70, el malestar de los trabajadores, azuzado por agitadores políticos que no siempre tenían los intereses obreros en la mente. Los piqueteros, por ejemplo, le impidieron entrar en su propia empresa y quemaron su efigie.
El espíritu del electorado español se volvió crecientemente anticapitalista desde los 50 a los 80 y reflejó la agitación proletaria que Bultó padeció. Los resultados electorales de la época dieron al PSOE un 30% de los votos en el Congreso de los Diputados. Otro 10% del respaldó al PCE –el Partido Comunista de España. Las restantes fuerzas eran partidos estatistas. EL PCE y el PSOE ganaron el control del Congreso de los Diputados, con un 59%, en 1982. El igualitarismo impuesto por los diputados españoles y la mentalidad del electorado fue el tercer puñetazo que apagó la pasión empresarial.
La empresa Bultaco se cerró en diciembre de 1979 por la familia Bultó a pesar de una historia dedicada a la producción de motocicletas de fama mundial para exportarlas alrededor del planeta y con una exitosa historia en las carreras. La transformación heroica de un mineral de hierro poco valioso a un bien durable de elevado valor dirigido a la satisfacción de los conductores hace de Bultó y de su empresa un loable negocio. La muerte de la empresa es la muerte del espíritu humano. ¿Qué mató a Bultaco? La hostilidad insuflada por trabajadores envidiosos y la losa de la planificación central practicada por todos los gobiernos del mundo. El gobierno de EEUU, por ejemplo, aprobó unos estándares de calidad que en la práctica le prohibieron a Bultaco permanecer en el mercado de EEUU.
Los activos de Bultaco fueron reunidos con los de Montesa y bendecidos con millones de dólares procedentes de los contribuyentes españoles. Después de recibir esta enorme suma, Montesa fue rápidamente comprada por Honda, un competidor líder en el campo.
Lecciones: Una nación hostil a la relaciones trabajador-empresario está condenada a una producción agitada, con independencia de la necesidad y calidad de sus mercancías. Los partidos intervencionistas de izquierdas y derechas generan distoriones, shocks, ciclos económicos y un cálculo empresarial corrupto. Las teorías impracticables impulsadas por los agitadores estatistas asesinaron buena parte del apasionamiento de España. Por desgracia, también se está debilitando aquí.
[1] Data from the staffing summary table in the annual report Upward Trend in Regulation Continues: An Analysis of the U.S. Budget for Fiscal Years 2005 and 2006. Susan Dudley, Melinda Warren. p5. Mercatus Center and the Murray Weidenbaum Center on the Economy, Government, and Public Policy.
Comentarios
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