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7 de Enero de 2006

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Acción colectiva: La falsa racionalidad de la teoría de juegos (I)


Ha tocado Egócrata un tema interesante: el de los bienes públicos y la acción colectiva. Para la izquierda, el argumento de los bienes públicos es la piedra de toque del liberalismo: el Estado se justifica en primer lugar para proveer esos bienes públicos que el mercado es incapaz de producir.

Básicamente, un bien público es aquel cuyo consumo es no rival, esto es, el coste marginal de agregar un nuevo usuario es cero. Aparte, otro problema habitual que suelen tener los bienes públicos es la imposibilidad de excluir a sus consumidores, de manera que surge el problema del free-rider, esto es, el gorrón.

De este modo, se plantea, como dice Egócrata, un problema de "acción colectiva"; todos los individuos salen beneficiados si no revelan sus preferencias o si defraudan, de manera que la provisión del bien público o no se realiza o se realiza de manera insuficiente. Imaginemos que todos en un edificio tenemos que ponernos de acuerdo para decidir pintar la fachada. Asumamos, por otro lado, que todos los vecinos quieren que la fachada se pinte, pero que, claro está, nadie está dispuesto a pagar. Según la teoría de juegos, como todos esperarán a que otros lo provean, se alcanzará un equilibrio no cooperativo que será subóptimo desde el punto de vista paretiano: todos saldrían beneficiados pintando la fachada pero sin un órgano superior que imponga pintarla, la fachada no se pintará.

Otros ejemplos son los que cita Egócrata: Hablo de cosas como la seguridad ciudadana, cloacas, alumbrado público o calles asfaltadas. Uno puede vivir en un barrio en que la calle en la que conduce para ir al trabajo no está asfaltada, y estar muy interesado en convertir ese barrizal en una avenida. No es demasiado racional, sin embargo, pagar el asfaltado del propio bolsillo, ya que uno estará chupándose un coste enorme del que otros se aprovecharan, y que no puedo restringir su entrada.

Aquí cabe hacer varias críticas por lo que, si me lo permiten, le dedicaré algunos posts. En este esbozaré una crítica general a la teoría de juegos y en el siguiente a la idea de bienes públicos. Más adelante desarrollaré las críticas más relevantes en sucesivos posts.

La primera crítica que puedo dirigirle a la teoría de juegos es que, simplemente, no es ciencia económica, sino ciencia económica ficción. La economía se dirige a explicar la realidad, mientras que la teoría de juegos explica como debería ser la realidad. Los resultados de la teoría de juegos son consistentes dentro de sus presupuestos, pero no tienen por qué conseguir explicar nada. ¿Puede la teoría de juegos explicar un comportamiento que no maximice los resultados? ¿Puede explicar el error? ¿La persuasión? ¿El engaño? Por ejemplo, la teoría de juegos concluye que la fachada no terminará por pintarse o que las cloacas en ausencia de Estado no terminarán por construirse. ¿Podría explicar el resultado contrario?

Segundo, otra de las grandes carencias de la teoría de juegos es que las recompensas sólo pueden alcanzarse como consecuencia de la acción de los jugadores. Las estrategias en sí mismas nunca integran la recompensa. Para la teoría de juegos no es posible que un acción se realice por sí misma, por el placer de llevarla a cabo. El honor, el altruismo, el comportamiento moral o la amistad nunca forman parte de los reducidos esquemas de la teoría de juegos salvo como cuantificación de una mayor utilidad en el resultado (cuando eso es otra cuestión distinta: no es lo mismo alegrarte por comportarte bien que alegrarte cuando ves que, además, has hecho felices a tus amigos).

Tercero, otra gran limitación de la teoría de juegos es su incapacidad para aceptar que el resultado se sigue de un punto de partida poco realista e, incluso, prefabricado para obtener el resultado. En realidad, que la cooperación no es posible no constituye un resultado, sino el punto de partida. Los participantes simplemente no pueden llegar a acuerdos entre ellos. Cada uno tiene que tomar sus decisiones de manera independiente, sin poder presionar o forzar por otros medios (por ejemplo contractuales) las decisiones ajenas.

Esto es una tremenda carencia, pues cierra el paso a las instituciones como modo de solucionar los problemas cooperativos de la sociedad. Lógicamente, sin instituciones los individuos no pueden cooperar ni coordinarse; y, de hecho, una de las instituciones más importantes la encontramos en el derecho.

Cuarto, la solución planteada por la teoría de juegos tampoco resulta convincente. Dado que los jugadores alcanzan un equilibrio no cooperativo e ineficiente, una mano superior (el Estado) tiene que forzarlos a llegar a la situación óptima. Al margen de los problemas reverso del punto dos (esto es, los liberales sufrirían una forzosa desutilidad por ser tratados como esclavos) y de que la mano superior tiene fuertes carencias de información para saber cuál es el estado eficiente y cómo se llega a él, existe un inconveniente más serio.

Decimos que los usuarios no pueden alcanzar una situación óptima porque son incapaces de llegar y, sobre todo, ejecutar acuerdos (punto tres). Por ello, convenimos que una autoridad superior los ejecute unilateralmente. Esto vendría a constituir el llamado "contrato social": firmamos un contrato para que el Estado para que nos solucione los problemas de equilibrios no cooperativos. Pero, en este caso, ¿quién nos garantiza que el Estado no tenga serios incentivos para defraudar? ¿quién nos garantiza que el Estado ejecutará el contrato en los términos convenidos? El problema es tan grande como el que pretendíamos solucionar con el Estado: sigue siendo necesaria una instancia superior que ejecute los contratos que no tiene capacidad para autoejecutarse. La solución de la teoría de juegos ante un supuesto problema detectado no es científica: se basa en la fe de que el Estado terminará por portarse bien. Pero como digo, no sólo existen incentivos para que no lo haga, sino que, sobre todo, no puede hacerlo.

Quinto, el concepto de eficiencia de la situación final resultante está basado en la eficiencia paretiana que tiene el gran defecto de ser estática y que, por tanto, no nos sirve para una sociedad que experimenta cambios continuos. Dentro de esta apartado conviene enmarcar la crítica frecuente que se realiza a ciertos "juegos" que parten de la ausencia de repetición, en cuyo caso los comportamientos de los agentes cambian para no ser excluidos de los beneficios de los juegos siguientes.

Por todo ello, los supuestos de racionalidad de la teoría de juegos son tremendamente sesgados e incompletos. Fijémonos en el caso paradigmático del dilema del prisionero. Dos prisioneros han sido arrestados cometiendo un crimen, pero la policía sólo tiene pruebas para inculparlos por delitos menores. Ante esta realidad, los dos prisioneros se encuentran separados y aislados y se les pide que confesen sus delitos. Si uno de ellos confiensa y el otro no, el primero es liberado y el segundo condenado a muerte. Si ninguno de los dos confiesa, los dos son condenados a delitos menores. Si los dos confiesan ambos son condenados a muchos años de prisión.

La teoría de juegos concluye que como la estategia dominante consiste en defraudar, el equilibrio terminará siendo ineficiente. Digo que la estrategia dominante es defraudar porque, ante cualquier acción del otro jugador, nos conviene defraudar. Si el otro confiesa y yo no, soy condenado a muerte; si el otro no confiesa y yo sí lo hago, quedo liberado en lugar de ser condenado por delitos menores. Así, llegamos al equilibrio de que los dos confesamos y somos condenados a una pena intermedia, en lugar del equilibrio eficiente que hubiera sido el de no confesar y quedar condenados a delitos menores. Como ustedes comprobarán el dilema del prisionero está lleno de agujeros.

Antes de desmenuzarlos, déjenme contarles otra historia bastante graciosa y paradójica similar a la del dilema del prisionero, propuesta por Michael Scriven hace más de 50 años. En pleno sábado, un juez condena a un prisionero a ser ejecutado durante la semana siguiente. El juez sólo le dice al prisionero que la ejecución será al mediodía y que no sabrá el día de la ejecución hasta la mañana del mismo día en que será ejecutado. El juez es, además, una persona que siempre cumple con su palabra.

El prisionero es trasladado a su celda cuando el vigilante le comenta: ¡Qué suerte tienes! No serás ejecutado. El prisionero extrañado le pregunta el motivo y el celador le responde: "La razón es sencilla. El juez no puede ejecutarte el próximo sábado, porque es el último día de la semana, por tanto tú sabrías el viernes por la tarde que serías ejecutado el sábado al mediodía, cuando el juez ha dicho que no sabrías el día hasta la mañana del mismo día. Eso deja al sábado fuera. Obviamente, tampoco podrás ser ejecutado el viernes, porque el jueves por la tarde sabrías que el día de tu ejecución es el jueves. Eso deja al viernes fuera. De la misma, tampoco podrás ser ejecutado el jueves, porque el miércoles por la tarde ya sabrías que el día de tu ejecución sería el jueves. De esta manera, si aplicamos esto a los restantes días, queda claro que el juez no te podrá ejecutar en ningún día".

En teoría de juegos esto se conoce como inducción hacia atrás. Lo relevante, con todo, no es tanto el método concreto que invalida, sino el razonamiento típicamente viciado de la teoría de juegos. Y es que si el juez ejecuta al preso el jueves al mediodía, el preso no habrá sabido el momento de su ejecución hasta el mismo día, tal y como prometió el juez. Como digo, la teoría de juegos es incapaz de explicar este fenómeno porque no es un método dedicado a explicar la realidad, sino lo que debería ser la realidad.

Del mismo modo, y volviendo al dilema del prisionero, la teoría de juegos sería incapaz de explicar el supuesto en el que los dos prisioneros se negaran a confesar. Por ejemplo, por la gran confianza que uno tiene en el otro o porque son gente incapaz de delatar a su compañero (esto vendría a coincidir con nuestra segunda crítica). A este respecto conviene recordar que la primera manifestación del derecho es la confianza entre las partes para llevar a cabo acciones concertadas.

Esto es, como ya he dicho, estamos ante un supuesto de laboratorio donde se expulsa a las instituciones de la ciencia económica (crítica 3). Si los sujetos pudieran comunicare (jnstitución del lenguaje) y firmar un contrato (institución del derecho) donde se establecieran sanciones pecuniarias (institución del dinero) muy elevadas para quien defraudara, es evidente que los prisioneros tendrían todos los incentivos para cooperar entre ellos.

Y aun cuando los prisioneros instituyeran un Estado para que los forzara a cooperar, ¿cómo podemos garantizar que ese Estado no se inhibirá y los forzará incluso a no cooperar cuando tenga incentivos para ello? (crítica 4) Y creánme, desde el punto de vista de la teoría de juegos, no es difícil construir un supuesto en el que el agente tenga incentivos para defraudar a sus clientes. Por tanto, ¿de qué nos sirve el Estado si seguimos teniendo los mismos problemas que sin Estado (según la teoría de juegos)? Y acaso habrá algún problema más pues, como veremos, la actuación del Estado corrompe las instituciones y la coordinación entre los individuos.

Por no hablar, claro está, de que el problema se solucionaría, incluso para la teoría de juegos, si el juego se repitiera en infinitas ocasiones y los jugadores aprendieran a comportarse para maximizar sus beneficios.

Por ello, como dice Jan Narveson, el concepto de racionalidad de la teoría de juegos está viciado: Es curioso que la racionalidad consiste en "maximizar", esto es, hacer lo mejor que se pueda para uno mismo y, sin embargo, [en el supuesto del dilema del prisionero] personas racionales no pueden cooperar a pesar de que eso sería mejor para los dos [...] ¿En qué sentido estamos "maximizando" si aceptamos anticipadamente una estrategia que sabemos que producirá resultados peores que la otra? [...] La visión común [del dilema del prisionero] parece estar empecinada en mantener la tesis que la mejor estrategia consiste en aceptar aquella que se sabe que es peor respecto de una alternativa conocida. Una paradoja en verdad.

La paradoja es que la teoría de juegos se postula como ciencia cuando no deja de ser pura superchería que olvida gran parte de los descubrimientos de la ciencia económica. Pero esto lo trataremos en otros posts.

Comentarios

 
Habría que distinguir los casos en los que los jugadores pueden llegar a un acuerdo y en los que no. Ambos casos se producen en la realidad.
Enviado por el día 7 de Enero de 2006 a las 12:47 (1)
El problema de fondo es que ese tercero (Estado) no sólo tiene incentivos increiblemente grandes para el fraude, sino que está imposibilitado para alcanzar una situación óptima. No es más que un ciego ladrón.
Enviado por el día 7 de Enero de 2006 a las 13:02 (2)
La teoría de juegos es un ámbito grande y en desarrollo, en campos como la biología evolutiva es muy útil e instructivo. Cierto que algunos de los juegos no son realistas, pero el intento de formalizar situaciones más realistas puede ser muy útil.

Una teoría de juegos compatible con la praxeología insistiría en investigar qué puede suceder en interacciones estratégicas donde se dan una serie de restricciones (reales o no). Cuantas más restricciones pongas el sistema puede ser más fácil de formalizar y analizar pero quizás sea menos realista, tal vez útil como una primera aproximación.

Tienes un breve estudio de la paradoja de la ejecución en www.intelib.com

Obviamente las justificaciones del estado que parten de la teoría de juegos son falaces.

Enviado por el día 7 de Enero de 2006 a las 13:21 (3)
Aunque es muy interesante la paradoja de la ejecución no es teoría de juegos porque no estudia la actuación estratégica de varios actores cuyas decisiones óptimas dependen de lo que decidan y hagan otros jugadores. Es más bien un ejemplo de los límites de la lógica.
Enviado por el día 7 de Enero de 2006 a las 13:26 (4)
Y de la inducción hacia atrás.
Enviado por el día 7 de Enero de 2006 a las 14:57 (5)
Coase, en el tema de los bienes públicos estamos ante supuestos donde se puede llegar a un acuerdo pero que se analizan bajo el esquema de que ello no es posible.

Obviamente, la teoría de juegos puede ser más o menos realista para intentar predecir acciones en situaciones donde los acuerdos, por definición, no sean posibles (bien porque los sujetos no pueden perfeccionarlos -biología evolutiva- o donde no sea posible -aislamiento de prisioneros por la fuerza-). Pero todo esto no tiene demasiado con la ciencia económica; como dice Paco, en su caso con la estrategia empresarial.
Enviado por el día 7 de Enero de 2006 a las 15:12 (6)
"Aunque es muy interesante la paradoja de la ejecución no es teoría de juegos porque no estudia la actuación estratégica de varios actores cuyas decisiones óptimas dependen de lo que decidan y hagan otros jugadores. Es más bien un ejemplo de los límites de la lógica."

No es cierto: los problemas de accion colectiva existen: la propia existencia del crimen y la necesidad del Estado para luchar en su contra, dan un ejemplo. La defensa nacional uno aun mejor.

Por otro lado, el Estado tiene incentivos perversos;

Por tanto la intervancion estatal debe exisitir entre las fronteras que marcan los problemas de accion colectiva y la Teoria de la Eleccion Publica.

En cuanto a la Teoria de Juegos, toma en cuenta la optimizacion simultanea de la conducta de todos los agentes. Eso se llama Equilibrio de Nash.
Enviado por el día 7 de Enero de 2006 a las 15:21 (7)
Los problemas de "acción colectiva" si así los quieres llamar, existen y se pueden solucionar sin Estado. Por supuesto, la defensa "nacional" es un problema irresoluble, en tanto definas nacional en función del Estado. Otra cuestión es la defensa, que sí es soluble sin Estado.

El problema de la teoría de juegos actual, aparte del tema de la eficiencia que trataré en un post, es que la optimización simultánea puede ser ineficiente, cuando eso es absurdo en caso de que los individuos puedan llegar a acuerdos.
Enviado por el día 7 de Enero de 2006 a las 15:33 (8)
Eaco, el resumen en negrita...
Enviado por el día 7 de Enero de 2006 a las 16:23 (9)
¿No había un post más de Coase donde remarcaba la necesidad del estado para la defensa? Ya no lo veo. 0_o
Enviado por el día 7 de Enero de 2006 a las 17:15 (10)
"Una teoría de juegos compatible con la praxeología insistiría en investigar qué puede suceder en interacciones estratégicas donde se dan una serie de restricciones (reales o no). "

La teoria de juegos ES la praxeología!!
Enviado por el día 7 de Enero de 2006 a las 19:20 (11)
" "Aunque es muy interesante la paradoja de la ejecución no es teoría de juegos porque no estudia la actuación estratégica de varios actores cuyas decisiones óptimas dependen de lo que decidan y hagan otros jugadores. Es más bien un ejemplo de los límites de la lógica." No es cierto: los problemas de accion colectiva existen: la propia existencia del crimen y la necesidad del Estado para luchar en su contra, dan un ejemplo. La defensa nacional uno aun mejor."

Kantor, ¿qué tiene que ver la primera frase mía con la segunda tuya? Respuesta: nada.

Luego afirmas que "el Estado tiene incentivos perversos; Por tanto la intervancion estatal debe exisitir entre las fronteras que marcan los problemas de accion colectiva y la Teoria de la Eleccion Publica." Supongo que lo que quieres decir es que el estado como mucho debería estar allí, pero por otras cosas pareces inferir que el estado es necesario para lucha contra el crimen (o sea que no eres capaz de imaginar otros mecanismos distintos de la coacción institucional) y defensa nacional (lo cual ya implica un estado).

La praxeología utiliza razonamientos verbales, la teoría de juegos formalismos matemáticos, no son lo mismo aunque tal vez podrían enriquecerse mutuamente.

Enviado por el día 7 de Enero de 2006 a las 20:00 (12)
No estamos para jugar juegos.

No saben ni ponerle título a su teoría. Esa gente se aplaza de entrada.
Enviado por el día 8 de Enero de 2006 a las 03:34 (13)
Rallo: Creo que hay un error en tu interpretación del dilema del prisionero. Este tipo de casos se expone cuando se desconoce las probabilidades con las que actúa el oponente en el juego, en este caso el otro prisionero. En esos casos, la mejor jugada parte siempre de una extrategia minimax, es decir, de minimizar el coste máximo.

En el caso de que tú conozcas al otro prisionero y su forma de ser, ya tienes una aproximación sobre sus probabilidades de elección, por lo que ya no entra en juego dicha estrategia (por lo que pasaría a ser extrategia... como diría aquel).

Un saludo
Enviado por el día 8 de Enero de 2006 a las 11:54 (14)
Aun así, los motivos por los que un prisionero puede no delatar a otro son variados. Error, moral, honor, tradición...

Factores que no aparecen en el juego ni pueden aparecer, pues lo que se valora es la estrategia y no su resultado.
Enviado por el día 8 de Enero de 2006 a las 12:10 (15)
No Juan Ramón, se valora la estrategia POR su resultado.
Enviado por el día 8 de Enero de 2006 a las 12:41 (16)
Si perdón, eso quería decir. Que la estrategia nunca se valora en sí misma, sino sólo el resultado.
Enviado por el día 8 de Enero de 2006 a las 12:42 (17)
Bueno... realmente nunca se valora más que el resultado. La estrategia se tiene en cuenta en cuanto a que elegir una u otra varía el resultado final.

Obviamente, el fin parcial a conseguir puede ser el mismo (reducir la pena o quedar libre en el caso del prisionero), pero el fin global puede variar según la estrategia seguida... Así, puedo reducir mi pena, pero a costa de un cargo de conciencia enorme al culpar a mi compañero. Ese cargo de conciencia forma parte también del resultado. Por supuesto que deriva de la estrategia, pero en principio su posibilidad forma parte también de la elección.

Así, por supuesto que la estrategia no se valora en sí misma. Pero es que no tiene sentido alguno hacerlo. La estrategia sólo es importante en tanto en cuanto afecta al resultado. Eso sí, el estudio debe hacerse teniendo en cuenta todas las variables del resultado y no sólo la principal o a aquella que nos obliga a adoptar una estrategia.

Un saludo
Enviado por el día 9 de Enero de 2006 a las 07:40 (18)
No imore, quien juega al tenis no valora sólo el resultado de ganar o perder el partido. Quien come en un buen restaurante no valora sólo el resultado de quedar saciado. Quien cumple sus promesas no valora sólo la obra que realiza, sino también el haber actuado conforme a su moral. Los nacionalistas que lucha por su país en una guerra no valoran sólo el hecho de ganarla, sino también el orgullo de combatir por su patria.

Las estrategias y el conjunto de acciones que llevan a un resultado no son irrelevantes; de hecho gran parte de nuestra vida se dirige a alcanzar nuestros fines con acciones ociosas (esto es, acciones que, ya en sí mismas, nos reportan utilidad). Piensa en los que tienen la vocación de ser maestros: no se valora sólo el salario, sino la actividad de dar clase.

En el caso del prisionero no se valora, por ejemplo, la satisfacción por ajustarse a los posibles códigos de actuación entre delincuentes, o el daño moral de convertirse en un soplón de la policía.

Todo esto puede integrarse más o menos en el resultado final, por ejemplo, compensando la utilidad de ser liberado con la desutilidad de ser un soplón. Pero el problema es que existe una diferencia entre ser un soplón (resultado) y estar siéndolo (estrategia). Y las dos pueden producir desutilidad, pero la segunda es imposible incluirla.

En el caso del free-rider, por ejemplo, la estrategia pasa por mentir a la comunidad, ¿realmente crees que la estrategia de mentir es neutral y que no produce ningún tipo de desutilidad? A eso me refiero cuando digo que las estrategias no son valoradas; no tienen en cuenta, por ejemplo, el dolor, el miedo o el freno moral a mentir, engañar, defraudar, romper contratos...
Enviado por el día 9 de Enero de 2006 a las 18:50 (19)
Partes de una visión equivocada, y muy restrictiva, de lo que es la teoría de juegos.

1. La teoría de juegos es un instrumento, no es una explicación. Cuando se usa teoría de juegos no "se explica" la realidad; lo que estás haciendo es usando matemáticas y una determinada manera de explicar las cosas, dejando muy claro tus supuestos, para exponer una teoría. Decir que es una explicación no es correcto, es sólo una herramienta.

2. La teoría de juegos no equivale al "homo economicus". Cuando escribes un modelo formal en ciencias sociales (y lo digo con conocimiento de causa; es mi especialidad) no estás tomando un comportamiento egoista de los agentes necesariamente. Lo que se presupone es que cada actor en un juego trata de maximizar su utilidad, pero sin entrar, de partida, qué hace que esta sea mayor.

Por ejemplo, en un artículo en el que trabajo ahora, hay unos actores que sólo son "felices" en tanto en ellos y el partido donde militan defienda sus convicciones. No les importa ganar o perder; lo suyo es la ideología. No es "racional" o "egoista". Hay otros actores que sólo les importa que su partido gane, sean ellos o no los candidatos (es decir, son altruistas respecto al partido) y otros que sólo son felices si ganan las elecciones siendo ellos los candidatos. Hay actores que tienen objetivos egoistas, otros ideológicos, otros una mezcla; lo único que presupone la teoría de juegos es que nadie actua contra sus preferencias.

3. La teoría de juegos puede modilizar el error, la persuasión y el engaño. De hecho, lo hace a menudo; los modelos de información limitada son una de las bases del sistema. También hay modelos de negociación con información asimétrica, si quieres. Es cuestión de añadir supuestos.

Enviado por el día 9 de Enero de 2006 a las 22:55 (20)
4. De supuestos hablamos, claro. La cuestión es tratar de explicar la realidad, partiendo de supuestos razonables. La teoría de juegos es muy útil porque al modelar algo debes hacer todos los supuestos explícitos.

5. Hay cantidad de juegos de cooperación y coordinación, no todo parte del dilema del prisionero. Hay juegos en que los actores prefieren cooperar, pero les cuesta coordinarse, como el de guerra de los sexos.

6. Hay soluciones al dilema del prisionero sin estado, como comportamientos descentralizados vengativos o reputación (sí, se puede incluir fácilmente). Cooperar puede ser racional en interacciones a largo plazo, por ejemplo, si hay coordinación para castigar a quien no lo hace.

En resumen, la teoría de juegos parte que los actores son racionales y trabajan para maximizar su utilidad, no que estos son egoistas. Puedes trabajar con actores que disfrutan cooperando de manera entusiasta, y no resulta ningún problema. La cuestión es qué es más realista empíricamente, y eso depende del modelo y la realidad que se esté intentando explicar.
Enviado por el día 9 de Enero de 2006 a las 23:04 (21)
1. Es un instrumento para llegar a teorías que pretenden explicar y predecir la realidad. En caso contrario, si admites la irrealidad, puede ser útil como pasatimieto, pero no como justificación del Estado.

2. No he hablado del homo economicus ni del egoísmo, aunque ciertamente la racionalidad que subyace en la teoría de juegos es muy similar. Mi segunda crítica (creo que es la que tratas en este punto) no se refiere a si los actores pueden ser egoístas o solidarios, sino que la teoría de juegos no tiene en cuenta el valor que se atribuye a la estrategia como acción humana; lo cual, insisto, no tiene nada que ver con "haber actuado según mis convicciones" sino en todo caso con "actuar según mis convicciones".

3. Realmente no se cómo pretendéis modelizar un conocimiento que todavía no se ha creado y que sólo se crea a través de la acción humana. El problema del modelo sigue siendo que limitáis el conocimiento que el actor puede descubrir y, por tanto, las oportunidades que tiene de actuar y de resolver sus problemas.
Enviado por el día 9 de Enero de 2006 a las 23:08 (22)
4 y 5. No sé exactamente dónde he negado alguno de estos puntos.

6. Ya sé que existen soluciones al dilema del prisionero que no pasan por un árbitro supremo. De hecho, en los restantes posts trataré con ellas -también desde el punto de vista de la teoría de juegos.
Enviado por el día 9 de Enero de 2006 a las 23:12 (23)
Por cierto, la teoría de juegos no es más que una extensión de la microeconomía, en muchos aspectos. No tiene nada de alternativa a la ciencia económica. Es como decir que las ecuaciones diferenciales son una alternativa a la física.

Ah, última cosa. Cuando se escribe un post tan largo y estupendo como este contestándome, dímelo en los comentarios en mi bitácora. Es que si no se me pasa :-P.
Enviado por el día 9 de Enero de 2006 a las 23:14 (24)
No tiene nada de alternativa a la ciencia económica neoclásica, claro.

Para los próximos te aviso.
Enviado por el día 9 de Enero de 2006 a las 23:17 (25)
Creo, Eaco, que no hay mucha diferencia entre tu post y el mío, aunque si hay matices que aclarar.

El dilema del prisionero no creo que pretenda ser un ejemplo completo de todas las variables que intervienen en la decisión de la estrategia a seguir. Pero del mismo modo que ningún ejemplo práctico lo hace.

Eso sí, simplemente deja claro que bajo determinadas circunstancias, la elección individual óptima de una estrategia lleva a un punto de salida subóptimo. No creo que eso sea discutible, y casos en la realidad hay bastantes.

Otra cosa es que alguien pueda arrogarse la capacidad de evaluar todas las variables prácticas para decidir qué es lo que conviene en cada caso.

En cuanto a la valoración de la estrategia en la decisión, aun viendo que estamos de acuerdo en lo esencial, creo interesante repetirme, aun cuando la aportación para el debate no es excesivamente grande:

no es la estrategia en sí en ninguno de los casos que propones lo que se examina al tomar la decisión, sino únicamente sus posibles resultados.

El miedo no tiene que ver directamente con la estrategia, sino con el resultado de su aplicación. Lo mismo podemos decir de las cuestiones morales que planteas. Es el hecho de que una estrategia produczca un daño (a un tercero o incluso a mi propia persona o a mi conciencia) la que hace que la abandonesmos. No es nunca la estrategia en sí lo que se rechaza, sino sus consecuencias.

El hecho de mentir, por ejemplo, en sí no es ni malo ni bueno... puedes probar a soltar una mentira frente al ordenador, y verás que no sienta mal... ni bien. El problema del free rider que miente es su previsible sentimiento de culpa posterior. Es el resultado de la mentira lo que se tiene en cuenta, no la mentira en sí.

Si es cierto que hay resultados más intrínsicamente unidos a la estrategia, y resultados simplemente probables. Pero eso no indica que sea la estrategia en sí lo que se esté valorando.

Un saludo
Enviado por el día 9 de Enero de 2006 a las 23:19 (26)
La teoría de juegos no es necesariamente inductiva o deductiva; se puede usar tanto para hacer más clara una explición compleja como para llegar a hipótesis que después deben ser comprobadas empíricamente. Si la teoría predice algo (por ejemplo, que los países más igualitarios tienen más probabilidad de ser una democracia) pero los datos no lo corroboran, la teoría está mal. Se mira a ver qué supuesto es poco realista, se corrige, y se vuelve a tirar una regresión con los datos que se tiene.

Por cierto, los países más igualitarios en distribución de renta es más probable que sean democracias... :-).

Hay gente que usa la teoría de juegos para hacer teoría política, pero a mí la verdad no me convence. Yo lo veo como una fuente de posibles explicaciones a la espera de ser comprobadas. Hago ciencia, no moral.

Sobre los juegos de información limitada y negociación, sabemos un montón de como los humanos tomamos decisiones en estos contextos, y como puede ser racional, por ejemplo, no obtener toda la información posible si es demasiado costosa. Las mates son complejas y se tiene que ir con cuidado con los supuestos, pero no tiene nada de limitador.

Si quieres cosas realmente complejas, para eso están los algoritmos genéticos y simulaciones por ordenador, que dan resultados en ocasiones fascinantes.
Enviado por el día 10 de Enero de 2006 a las 04:16 (27)
La única definición de racionalidad en teoría de juegos es que nadie hace algo contrario a sus preferencias - la definición de las preferencias va aparte.
Enviado por el día 10 de Enero de 2006 a las 04:18 (28)
Imore, la estrategia en sí, sí puede ser el motivo de la acción, cuando la acción sea un fin en sí misma.

De la misma manera, la valoración del medio utilizado para un fin no depende únicamente de su aptitud para satisfacer ese objetivo, sino de la propia valoración que haga el individuo de ese medio. Por ejemplo, la gente no va asesinando a otras personas para conseguir sus propiedades porque consideran ese medio inmoral e inadecuado. Prefieren utilizar el intercambio.

La inmoralidad no es sólo del resultado, sino de la propia acción. A la gente le desagrada tanto la nota social de infamia por haber matado ("es un asesino") cuanto el rechazo a estar asesinando a otra persona.

De la misma manera, se rechazan los trabajos duros, peligrosos o que impliquen comportamientos inmorales (para algunos la prostitución, venta de drogas...).

El problema de la información limitada no es controlar el comportamiento humano cuando desconoce ciertas cosas, sino valorar la entidad relativa de lo que desconoce. Acotar la información disponible significa que no se puede tener en cuenta lo que el individuo puede llegar a descubrir; la información no está dada en la sociedad. Es más, en puridad sólo existe aquella información que algún ser humano conoce, adquiere o crea ex novo.

La acción humana es creadora y desborda los límites impuestos a la información; la propia acción estratégica puede cambiar la estructura tecnológica del propio agente (no sólo a través del aprendizaje sino del descubrimiento de otros facotres o circunstancias) y modificar su acción posterior.
Enviado por el día 11 de Enero de 2006 a las 14:32 (29)
Cosa que se puede añadir fácilmente (está en un montón de trabajos) dando la opción a un agente en un modelo de gastar recursos en obtener información si así lo desea. Puede ser racional actuar lento, puede no serlo. Hay un montón de papers en temas de conflicto y guerra preventiva sobre la materia.
Enviado por el día 11 de Enero de 2006 a las 15:26 (30)
a) No tiene por qué gastar recursos en obtenerla, b) ¿Obtener qué información? ¿La que ya existía pero tenía limitada? ¿O la que no existía y que ahora crea? Y si la crea el agente, ¿cómo realizar predicciones en función de una información que el propio modelo desconoce?
Enviado por el día 11 de Enero de 2006 a las 15:37 (31)
a.) La información nunca es gratis. Para eso hay tanta gente que vive de vendertela, de periodistas a asesores fiscales o analista de bolsa. Incluso si te la buscas tú, el tiempo que pierdes es un coste.

b.) Los hechos existen y nadie los conoce todos. Un tipo que va a comprar un coche usado no sabe quién tiene fama de vender cacharros o quien tiene fama de ser honesto si no pregunta un poco. Un país no sabe con certeza el poder militar de sus vecinos.

Si un agente no tiene información completa, siempre puede trabajar con utilidades esperadas. Puede suponer que los coches usados que se venden con 3 meses de garantía son menos de fiar que los que tienen tres años. Puede actuar según lo que sabe ("si las acciones de Enron han subido en los últimos tres años, seguirán subiendo"). Puede ser averso, propenso o neutral al riesgo.

Con las matemáticas adecuadas, se puede incluir casi todo, incluso aprendizaje por parte de los actores. La cuestión es ser explícito con los supuestos y que estos sean razonables; en el fondo no deja de ser lo mismo que lo que se pide a un modelo económico cualquiera.
Enviado por el día 11 de Enero de 2006 a las 21:14 (32)
a) La información puede ser una consecuencia no intencionada de la acción y entonces sí resulta gratis. Sólo cuando el objetivo de la acción es encontrar la información, ésta no lo será.

b) Los hechos son información en tanto alguien los observa y valora. La información completa es una construcción sin sentido porque: a) no existe otra información aparte de la que hoy tienen los agentes (lo cual no significa que no puedan descubrir y crear nueva información), b) Aun cuando existiera información al margen de los individuos, la información "social" nunca llegaría a ser completa porque los agentes crean nueva información a través de su comportamiento.

El riesgo es una falta de información sobre el estado natural futuro de la sociedad que puede eliminarse y, por tanto, asegurarse. La incertidumbre es propia de la acción humana y es irreductible. Pero que el futuro sea incierto no significa que no tengamos información incompleta sobre el futuro: simplemente, porque esa información todavía no se ha creado.

Difícilmente, pues, las matemáticas o cualquier otro modelo que pretendan determinar la elección o el comportamiento concreto del agente podrán tener relevancia alguna. Si no conocemos el contenido de la información de la que dispone el agente, o de la que llegará a disponer (y no podemos disponer de la información que llegará a disponer principalmente porque en el momento en el que se efectúa el análisis económico esa información aun no existe), no podremos anticipar su decisión.

Las restricciones de todo modelo matemático son restricciones dadas y a las que el individuo acomoda su comportamiento; en realidad, las restricciones vienen dadas por la acción y, por tanto, en buena medida son restricciones modificables.
Enviado por el día 12 de Enero de 2006 a las 11:48 (33)
Entonces ninguno de los modelos económicos que defiendes por aquí tienen ninguna relevancia, vamos. Absolutamente ninguna.

Y no tener información sobre lo que pasará no tiene nada que ver con la información incompleta que mencionaba. Yo puedo no saber cuanta gente odia un régimen político dictatorial, por ejemplo, o no con seguridad, cuando me tiro a la calle en Berlín y me pongo a escalar el muro con unos amigos. La información existe (cada uno apoya o no el régimen) pero me es desconocida. Cuando salgo a la calle actuo según lo poco que sé, no una encuesta o elecciones.
Enviado por el día 12 de Enero de 2006 a las 21:23 (34)
No, la teoría austriaca no se basa en determinar la elección, sino las restricciones objetivas de la acción. Que es distinto. Su finalidad no es predecir el futuro (y en todo caso, como dijo Hayek, sólo serían posibles ciertas predicciones cualitativas), sino describir las leyes de la acción humana.

La información existe cuando los agentes la poseen, cierto. Pero tu punto es que nosotros, como analistas, incorporamos en el modelo un conocimiento limitado, que no es ni siquiera la información que posee un agente y otro no, sino la información que nadie posee (lo cual significa que no existe y que no es incompleta). La cuestión, por tanto, es cómo describir la influencia de una información que todavía NO existe en el comportamiento de un agente pero que él mismo, a través de su acción, puede crearla o descubrirla.

¿Cómo predecir su comportamiento, en un contexto de información incompleta que tu dices, si no conocemos cuán incompleta es y cuán relevante resulta la información que puede aprehender? Y simplemente no lo sabemos porque: a) nosotros, como analistas, tampoco disponemos de una información que aun no se ha creado, b) no sabemos qué relevancia la concederá el actor, pues tampoco disponemos de esa información.
Enviado por el día 12 de Enero de 2006 a las 22:36 (35)
Una ley no es tal si no tiene capacidad predictiva. No estás haciendo ciencias sociales entonces, estás haciendo teoría... y hablamos de cosas distintas.

Te he dejado un estupendo ejemplo de modelo de información incompleta en mi bitácora, a ver que te parece. Por cierto, la información, en forma de "hechos" existe aún cuando nadie la posee. La tierra es redonda desde hace siglos, aunque la mayoría de gentes del mundo antiguo no tuvieran esa información. Debido a esa limitación, no iban demasiado al oeste al llegar al Atlántico. El hecho de que la tierra era redonda existía igualmente.

Sabemos muchas veces cúan incompleta es la información. Por ejemplo, cuando vas al mecánico, sabemos que tú sabes menos de coches que él, y que puede tratar de asustarte diciéndote que se tiene que cambiar el impulso de hiperespacio de tu Ford Fiesta. Tu puedes tragártelo, y pagar o desconfiar y llevarte el coche, y tu decisión dependerá de la reputación del taller, de las señales que ofrece de ser de fiar (si es un servicio oficial o no) y de factores semejantes. A nivel individual, no se puede realizar predicciones, pero a nivel agregado, podemos comprobar si la teoría se cumple. ¿Se fía más la gente de los talleres oficiales? Sí. ¿Se fía más cuando va aconsejado por amigos? Sí.

Es un modelo de información asimétrica sencillísimo, pero que da predicciones testables, y que se puede confirmar o no empíricamente. Ciencia, vamos. El modelo en sí NO es ciencia, es teoría. La comprobación empírica del modelo, combinada con el mecanismo causal de este, sí lo es.
Enviado por el día 13 de Enero de 2006 a las 02:22 (36)
Enviado por el día 13 de Enero de 2006 a las 10:00 (37)
(nota al margen: estupendo debate, pardiez. A ver si salen cosas así más a menudo)
Enviado por el día 16 de Enero de 2006 a las 19:45 (38)
Me quedan pendientes el resto de posts, sólo que estos días casi no tengo tiempo.
Enviado por el día 16 de Enero de 2006 a las 23:59 (39)
Hay dos problemas entre otros: Por un lado, Mises despreciaba la teoría de juegos, pero no estoy seguro de si se tomó el tiempo para estudiarla rigurosamente.

Los problemas que cometa Rayo sobre la teoría de juegos no son en si de la teoría de juegos, sino de los juegos que propone egocrata y otros como modelos simplificados de la realidad y que no solo no atienden a variables significativas para el resultado final, sino que las ocultan. Por ejemplo, el evidente egoismo de la naturaleza humana, la siempre intención potencial de aprovecharse de los demás, el autoengaño etc.
Enviado por el día 22 de Febrero de 2006 a las 19:48 (40)

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