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10 de Mayo de 2006

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Defensa, pero no nacional


Isidoro continúa con sus críticas desencaminadas. Pero al menos ha surgido en el post un cierto orden espontáneo que facilitará la respuesta. Voy a ello.

1- Empresario vs político.

Este capítulo lo inauguró Isidoro afirmando que los empresarios habrían llegado a acuerdos con los nazis, ya que interponen sus intereses crematísticos a sus ideales. No incidí demasiado en la crítica, pero sí deberíamos recordar algo evidente. Si los empresarios anteponen sus interese crematísticos a sus ideales, también los políticos; hay una cosa que se llama corrupción de la que Isidoro parece haberse olvidado y que es bastante frecuente en las estancias políticas (más que nada porque una empresa corrupta quiebra y un Estado corrupto medra). Tanto empresarios como políticos pueden anteponer sus ideales a la obtención de dinero (¿qué son los mecenas acaso?), no asumamos un paradigma ingenuo como el homo economicus para unos, y un paradigma omnisapiencial para otros.

Pero bueno, dejando de lado este detalle sin importancia, vuelvo a lo de antes. Habiendo empezado Isidoro diciéndome que los empresarios llegarían inevitablemente a acuerdos con los nazis, tras mi respuesta, su réplica no deja de sorprenderme: Los mecanismos empresariales de control de la dirección por parte de los propietarios son unos raros invitados en esta discusión y personalmente me parecen un tanto fuera de lugar.

Bien, entonces si no le interesan esos mecanismos que obstaculizan que los empresarios lleguen a acuerdos con los enemigos de la libertad, ¿qué le interesa a Isidoro? Pues que simplemente le demos la razón en afirmaciones poco fundamentadas. Los políticos pactan con los nazis porque sí. ¿Y si hay mecanismos de control? Eso está fuera de la discusión. Fantástico. Ahora bien, crítica a esos mecanismos fuera de lugar, ninguna.

De nuevo Isidoro vuelve a citar la historia sin demasiado acierto. Asegura que muchos políticos ingleses querían llegar a acuerdos con los nazis (¿ves? Los políticos también son malos) y que fue gracias al idealismo de Churchill gracias a quien comenzamos una guerra contra el nazismo.

De acuerdo, pero ¿qué tiene esto que ver con la crítica al anarcocapitalismo? Me explico. Que fuera Churchill quien emprendiera la guerra contra el nazismo no demuestra que los empresarios no lo hubieran hecho; simplemente constata la contingencia de que fue Churchill quien lo hizo. Básicamente porque era a quien le correspondía hacerlo merced al monopolio de la compulsión y a la inexistencia de agencias privadas de seguridad.

Si acaso, no obstante, lo que viene a demostrar el ejemplo de Isidoro es la total inseguridad e incertidumbre que genera el Estado. Me vuelvo a explicar. Inglaterra combatió a los nazis porque Churchill subió al poder, ¿y si no lo hubiera hecho? Entonces probablemente Inglaterra, como Isidoro afirma, habría pactado con los nazis. En realidad, pues, no había ningún mecanismo en el Estado que garantizara la lucha contra el totalitarismo; tan sólo la casualidad de que alguien con ganas de combatir al nazismo se colocó al frente del monopolio.

En cambio, en un sistema de empresas competitivas, si la gente quiere defender su libertad (y éste es precisamente el rasgo característico de una sociedad anarcocapitalista) y, por el contrario, las empresas que tienen contratadas se mueren por llegar a acuerdos con los nazis, los consumidores lo tienen tan fácil como cambiar de compañía.

En otras palabras, el Estado provoca o un acierto o un error global (generalmente esto último), el capitalismo permite una competencia entre las distintas ideas y proyectos que, a través de la prueba y error, descartarán las peores soluciones. Si no te gusta la decisión errónea que toma el monopolio de compulsión, puedes contratar otra compañía.

Pero esto no significa que los consumidores vayan a inhibirse de la defensa de su libertad. Más bien al contrario, en tanto la vean amenazada podrán articular los mecanismos de defensa más eficientes. Y esto es un mecanismo de control de los empresarios que no existe e el caso de los políticos, por mucho que a Isidoro le pese.

No es cierto como afirma el irascible iracundo que: La naturaleza coactiva del estado lo hace ideal para eliminar tanto a los gorrones (a quiénes se convierte en criminales), que hacen difícil la defensa ya sea por su derrotismo, deserción o subversión, como a quiénes actúen deliberadamente a favor del enemigo y en contra de la nación.

Esto es una afirmación muy poco sólida. ¿Qué pasa con el fraude fiscal? ¿Has oído hablar de la deslocalización? Lo digo porque los gorrones pueden defraudar o bien pueden marcharse a otro país (ya sea esperando el fin de la guerra financiada por los súbditos o bien para asentarse de manera definitiva). Siguen existiendo medios para gorronear y la gente lo continúa haciendo, por una razón bastante sencilla: el Estado sí desvincula la prestación del servicio del pago por el mismo.

Un impuesto se define como una carga coactiva estatal sin contraprestación específica. ¿Puede existir un incentivo mayor a defraudar y gorronear cuando pagas sin saber por lo que pagas? Es más, si consigues no pagar o pagar menos (elusión fiscal) los servicios recibidos son exactamente los mismos. Una ganga redistributiva.

Obviamente en el caso de una empresa privada esto es mucho más difícil que ocurra, ya que exiges un precio cierto a cambio de un servicio específico, no te diriges a atacar sus fuentes de renta y de consumo.

El problema, según Isidoro, surge con aquella gente que quiere beneficiarse del pago de otras personas, pero esto lo trataremos en la correspondiente sección de los free-riders.

A continuación comete algunos errores que ya son habituales en él: Decía el constitucionalista nazi Schmitt que la política consistía en diferenciar amigo de enemigo y desde luego la guerra ES eso, establecer esa diferencia. No ya para ganar la guerra sino para poder llevarla a cabo es totalmente necesario realizar la discriminación entre amigos y enemigos y eso no es posible en un orden de cosas en el que quiénes llevan la guerra son agencias privadas. De hecho, bajo ese orden de cosas no sólo hay enemigos exteriores y alguno interior sino que casi todos son enemigos de casi todos por lo que es de esperar que en tal situación el sinnúmero de crueldades y depredaciones que trae una guerra sea notoriamente mayor.

Aquí incurrimos en una portentosa contradicción. Por un lado se afirma sin demostrar nada que las agencias privadas no pueden diferenciar entre amigos y enemigos. Acto seguido, sin embargo, se afirma que para la agencia privada “casi todos” son enemigos. ¿En qué quedamos? O puede o no puede, pero no debo contar la historia según más me interese.

En realidad es obvio que la empresa sí puede diferenciar entre amigos y enemigos. Isidoro al negarlo sólo recurre a una de sus conocidas técnicas: hacer afirmaciones que no demuestra en ningún momento. Lo importante no es que nos digas que eso no es posible en un orden de cosas en el que quiénes llevan la guerra son agencias privadas sino que nos demuestres por qué no es posible. Y esta demostración se encuentra totalmente ausente en tu argumentación. Comprenderás que tu simple autoridad no sirva para convencerme.

Y como ya hemos visto, Isidoro trueca el argumento rápidamente: con las empresas privadas todo serían enemigos y por tanto las guerras se multiplicarían.

De nuevo tenemos otra contradicción. Quien siga el debate se habrá dado cuenta de que otra consecuencia que suele esgrimir Isidoro de la desnacionalización de la defensa es que el armamento pesado decaería enormemente. En ese caso, ¿cómo se puede afirmar que es de esperar que en tal situación el sinnúmero de crueldades y depredaciones que trae una guerra sea notoriamente mayor? ¿Realmente esperamos que la guerra sea menor en un ambiente donde el gasto militar es coactivo y no se dirige a proteger a los consumidores sino a satisfacer a los políticos visionarios?

En una sociedad libre siguen habiendo amigos y enemigos. Ya vimos que muchas empresas conformarían asociaciones y alianzas para la defensa privada: eso son los amigos. El mundo empresarial actual está lleno de esas estrategias. Luego tenemos las empresas con las que tenemos una cierta relación (por ejemplo convenios de arbitraje para solucionar conflictos), que son simples colaboradores. Más tarde encontramos empresas con las que no guardamos relación alguna pero que no son hostiles: empresas neutras. Y por último podemos tener empresas bandoleras que nos sean hostiles: esos son los enemigos.

Pero a diferencia del Estado, una sociedad libre minimiza el ámbito de los conflictos. Una trifulca entre dos empresas afecta única y exclusivamente a esas empresas (y en su caso a sus respectivos aliados). En cambio, una guerra entre Estados implica declarar enemiga a toda la población del país. El objetivo a destruir es mucho mayor y, por tanto, los métodos mucho menos selectivos. ¿Qué destruyo una ciudad española? Bah, son todos enemigos.

Que la violencia sea uniforme a través de un estado favorece: a) la capacidad defensiva de una comunidad y b) el control de las actitudes de la soldadesca frente a la población civil. Lo primero por lo ya expuesto y lo segundo por la seguridad jurídica implícita en un estado de derecho y que hace estar bajo el amparo de la ley a todo ciudadano no dejando desamparados a no-suscriptores de servicios de defensa: lo cual, permítanme decirles, me parecería una canallada que ni la propia soldadesca privada consentiría optando aquélla por defender a todos unos y saquear a todos otros; al final nadie se salvaría sino en virtud de la ética de cada soldado. ¿Qué destruyo una ciudad con 5 empresas de seguridad sólo porque me esté enfrentando con una de ellas? Pues cuidado, porque me estoy ganando cuatro nuevos enemigos.

Este razonamiento de Isidoro, por tanto, es del todo endeble y sin fundamento alguno. Las empresas tienden a colaborar porque la cooperación es una actividad que beneficia a los consumidores. Creer que los individuos pueden tener intereses en tirarse continuamente los trastos a la cabeza implicaría afirmar que Occidente debería estar sumido en guerras civiles continuas: en cada calle, en cada barrio, en cada ciudad. ¿Qué Estado puede subsistir sobre una población que quiere despellejarse mutuamente? Ninguno. ¿Alguien cree que en una sociedad libre la gente se volvería loca y empezaría a matarse entre sí? Bueno, que demuestre por qué.

2- Integración de las empresas.

Dice Isidoro: Rallo tiene una ligera idea acerca de cómo podrían relacionarse las empresas proveedoras de defensa.

Esto es totalmente correcto. Yo afirmo que las empresas podrían organizarse de ese modo (y es posible que no me vaya muy lejos), pero no puedo prever todas las innovaciones empresariales destinadas a organizarse mejor en la defensa de la comunidad.

Nos dice que se podrían coaligar para desarrollar armamento pesado mediante una empresa creada por diversas agencias de defensa y nos insinúa que es posible que los consumidores desprecien los gastos en defensa “pesada” en favor de los gastos en lucha contra la delincuencia.

Es posible tanto eso como lo contrario. De la misma forma que es posible que en un Estado se conceda un peso mucho mayor a la seguridad que a la defensa. Con la diferencia que en el caso del Estado esto es puramente arbitrario y en el caso de una sociedad libre responde a las necesidades de seguridad de los consumidores.

Bien hace en reconocer esto, porque a los ojos del mercado los gastos militares suelen ser puro gasto suntuario del gobierno porque la violencia “no es asegurable”, esto es: no puede ser prevista por unos agentes que confían en la paz a la hora de llevar a término sus acuerdos, inversiones o gastos.

Aquí Isidoro está demostrando que no ha entendido nada sobre la asegurabilidad del fenómeno militar. Que la violencia no es asegurable significa que no puede reducirse el riesgo actuarial, es decir, que no puede conformarse un pool de recursos que distribuya el riesgo entre los miembros del pool. Por ejemplo, si yo sé que una de cada mil máquinas sale defectuosa y he de repartir esas máquinas entre los empresarios, es posible que lleguen a un acuerdo para crear un fondo común donde cada uno pagaría la milésima parte del valor de una máquina, de modo que aquel que haya tenido la desdicha de recibir la maquina defectuosa se quede con el pool.

Esto ELIMINA el riesgo, ya que le toque a quien le toque la maquina defectuosa, acabará por tener una máquina en buen estado.

Ahora vayamos a la guerra. ¿Cuál es la probabilidad de que mañana comience una guerra con Marruecos? ¿Cuál es la probabilidad de que mi casa reciba un misilazo? No podemos saberlo, ya que no existe regularidad alguna en este sentido. Sin probabilidad no puede calcularse la prima de riesgo (la milésima parte del valor de la máquina) y sin prima no hay pool.

Esto significa que la guerra no es asegurable, no que sea un gasto suntuoso, que no pueda ser prevista o que los agentes confíen en la paz. Que Isidoro afirme esto sólo demuestra que, o bien no me lee o bien no me entiende. En mi primer post dije con meridiana claridad lo siguiente: Que no puedas asignar una probabilidad a un evento que, fundamentalmente, depende de la libre volición humana no significa que no puedas preverla empresarialmente. Vamos que Isidoro vuelve a irse por las ramas para no entrar al trapo. Los empresarios no confían en la paz eterna, prevén las hostilidades futuras e invierten de acuerdo con ellas.

La siguiente objeción de Isidoro tiene una buena parte de razón, pero no refuerza precisamente sus posiciones: No hay nada que destruya una economía mejor que una guerra y todo conflicto lleva a un proceso socialista conforme se extiende en el tiempo y esto sucede porque la guerra lejos de ser un fenómeno social es un fenómeno colectivista extremadamente repudiable pero que tristemente depende sólo de la voluntad del agresor. Intentar poner en un mismo plano la economía y la economía de guerra es, además de una falta de contraste entre la teoría y la historia, un error de concepto dado que la economía de mercado MUERE con la guerra.

Esto es cierto y, por supuesto, las empresas y los consumidores lo saben tan bien como Isidoro. De ahí que los incentivos para iniciar guerras destructivas de la riqueza y el bienestar sean mucho menores en el caso de empresas y consumidores que en el de los políticos. Los consumidores y empresarios destruyen su propia riqueza, los políticos hipotecan la ajena.

Es cierto que la guerra destruye la economía de las personas, pero no la economía del Estado que va aumentando gracias al combustible militarista. ¿Quiénes serán los más interesados en multiplicar en vano el número de conflictos? ¿Quiénes padecen los costes o quienes los endosan a otros?

3- Problemas de la integración

En este apartado discutí critiqué dos frecuentes argumentos estatitas: a) que los políticos saben mejor que los individuos cuáles son sus necesidades de defensa, b) que los gorrones imposibilitan la defensa.

Vayamos con la respuesta de Isidoro al primer punto: la postura de Rallo viene a decirnos que los particulares deben saber cuál es su “necesidad de seguridad” y que si decimos que no lo saben estamos evitando que se sientan seguros de verdad. Sin ánimo de entrar en los terrenos de la pura morfología creo que la seguridad NACIONAL es algo que trasciende a los individuos del mismo modo en que la estrategia trasciende al soldado en el campo de batalla.

Este es uno de los mayores errores que cometen los estatistas, continuar pensando en términos de naciones-Estado, esto es, de estructuras políticas permanentes que deben seguir defendiéndose de manera conjunta. Si la defensa no se proporciona por todos los “nacionales” a la vez, entonces tenemos un fallo de mercado.

El argumento es ridículo. Si yo digo que deben producirse 1000 toneladas de pasta de dientes en España pero finalmente los empresarios geográficamente enmarcados en España deciden producir 20, ¿a santo de qué afirmo que hay un fallo de mercado? ¿Simplemente porque la realidad no coincide con los esquemas prefabricados por mi arrogancia socialista?

Ahora vayamos al argumento de Isidoro. Lo que los individuos necesitan es seguridad, no seguridad “nacional”. Y la seguridad se provee tanto frente al ratero como frente al ejército extranjero: lo que cambian en estos casos es el modo de hacerlo. Para enfrentarse al ratero bastará con que una empresa destine una sección de su organización; para luchar contra un enemigo externo (por ejemplo un Estado) las empresas necesitarán aunar esfuerzos. ¿Y qué empresas los aunarán? Pues todas aquellas que estén dentro del radio de ataque del individuo.

De este modo, si alguien está obsesionado por conquistar los Pirineos, tiene mucho más sentido una alianza empresarial que englobe a las empresas presentes en el norte de Cataluña y a las del Sur de Francia (que a su vez podrán ser empresas multinacionales que cientos de sucursales por el mundo) que a las de Cataluña con Andalucía o Galicia. Querer transformar la historia, la cultura y la lengua común en “defensa común”, esto es, en estructuras políticas coactivas sólo da lugar a la militarización del nacionalismo. “Cada cultura debe tener un ejército para defenderse del invasor”. Pues no, quienes tienen que defenderse son los atacados, y para ello contratarán a las empresas que realmente puedan defenderles.

¿Qué significa esto? Pues que si yo tengo una empresa de defensa que sólo opera en los Pirineos y quiere invadirme el Estado italiano, preferiré acogerme bajo el paraguas de una multinacional de la defensa.

En otras palabras, olvidémonos de la defensa nacional. Lo que necesitamos es seguridad, no una seguridad nacional, es decir, una seguridad preestablecida. Si es cierto que el mejor modo de defendernos de la agresión es con una alianza nacional, esa alianza aflorará. Pero si en cambio no lo es y petrificamos la estructura política, entonces estaremos cometiendo un gravísimo error.

El siguiente argumento de Isidoro está relacionado con éste. Dado que los individuos no son conscientes de sus necesidades de defensa “nacional”, es imprescindible un grupo de políticos que planifique esa defensa: Precisamente es esa falta de información la que hace necesario que la campaña se halle liderada por especialistas y que sea ridículo sugerir que una campaña militar, incluso defensiva, pueda ser llevada a término por individuos aislados.

Aquí hay dos errores que son casi calcados a las objeciones que solían efectuar los socialistas en torno a la imposibilidad del cálculo económico.

Primero, los individuos, desde luego, tienen una enorme falta de información por lo que respecta a las necesidades y a la vida de otros individuos. Precisamente por eso no tiene sentido colocar a “especialistas” -que no son otra cosa que individuos desinformados- al frente de nuestras vidas. Los problemas de información son un argumento contra la centralización coactiva, no a su favor.

Segundo, esos problemas de información se solventan a través de la función empresarial, esto es, las ideas coordinadoras de un grupo de gente que emprende intercambios voluntarios con los consumidores y que, por tanto, demuestran a través del intercambio que los están satisfaciendo. Son los empresarios quienes SOLUCIONAN esos problemas de información.

Aquí no hablamos de individuos aislados, sino de individuos perfectamente coordinados a través de la función empresarial en su planificación y dirección de los esfuerzos militares para proveer la seguridad más eficiente a los individuos.

De ahí que Isidoro yerre totalmente en su tiro cuando objeta a los sistemas de defensa privados una insuficiencia de tamaño: Está más allá de toda discusión que pequeñas unidades pueden tener una gran efectividad en la lucha no convencional contra grandes masas de fuerzas enemigas, pero siempre encuadradas en un plan general.

No es eso, no es eso. Si de verdad son menos eficaces y eficientes (cosa que no niego) los empresarios pueden llegar a acuerdos y alianzas para incrementar el tamaño de su industria.

Su siguiente crítica procede de negar la suficiente disciplina y mano dura interna a las empresas privadas. De ahí que Isidoro considere que un sistema totalitario es más eficaz militarmente que un sistema minarquista. Por desgracia la conclusión de su análisis (aun cuando fuera cierto) es que deberíamos adoptar el totalitarismo; si hemos de rechazar el anarcocapitalismo por ser más ineficiente que el minarquismo, ¿por qué no rechazaremos el minarquismo al ser más ineficiente que el totalitarismo? ¿Cuándo nos detenemos y por qué? (he aquí otro gran problema de discrecionalidad minarquista).

Pero vayamos al argumento de Isidoro: Por otra parte, sugiere Rallo, que quien piensa como yo debiera inclinarse a apoyar la dictadura frente a la democracia y, créanme: tiene razón. Basta echar un vistazo a las leyes de excepción que aparecen en todo país en toda guerra para ver que durante un conflicto se establece siempre una dictadura de facto. Los propios romanos establecían que en períodos de necesidad bélica se nombrase a un dictador durante 6 meses. La deliberación y demagogia políticas que son aceptables y naturales en la paz pueden abrir perniciosos procesos en una nación que se juega su existencia.

Fijémonos: Isidoro habla de demagogia política. No voy a ser yo quien se la niegue: precisamente el Estado es un nido de víboras donde todo el mundo intenta medrar a costa de los demás. Sacrifique usted la seguridad de sus clientes en una empresa privada y verá cuánto prospera la compañía.

La cuestión relevante es, sin embargo, si el Estado es capaz de lograr inexorablemente más disciplina que una empresa privada. Y aquí Isidoro no aporta ningún argumento relevante. Las plantillas de una empresa pueden estar perfectamente entrenadas y cumplir con escrupulosa pulcritud el reglamento interno (ya he dado el ejemplo de Executive Outcomes, una empresa privada totalmente militarizada; pero cualquiera de las empresas privadas que hoy operan en Irak nos sirve a este respecto).

Desde luego, la disciplina, la lealtad y la obediencia son cualidades difíciles de conseguir en un ejército (también en el estatal, cuidado, las deserciones o la insumisión no son un conceptos que hayan aparecido en un contexto anarquista). Por eso las empresas de seguridad que mejor consiguieran coordinar a sus tropas serían las que prosperarían.

Pasemos ahora a las razones que opone Isidoro con respecto a mi crítica al argumento de los free-rider: cuando Rallo habla de “incentivos” a ser parte de los suscriptores de una agencia de “seguridad pesada” habla sin duda de MIEDO. Nos dice que no existirán gorrones porque se exponen a ser saqueados y asesinados durante el conflicto. A estas alturas del razonamiento ancap la igualdad ante la ley y ese tipo de reivindicaciones liberales ya se han esfumado. Parece pues que el orden se hallaría en el caos: pura paradoja.

Este comentario es pura demagogia. Veamos, ¿qué significa que la gente quiere protegerse o consumir seguridad? Pues precisamente que tiene miedo a lo que pueda suceder en el futuro. Sí, MIEDO. Yo no contrato a un policía para que haga un pase de modelos; lo contrato para que me proteja de los delincuentes. Y quiero que me proteja de los delincuentes porque tengo miedo a lo que puedan hacerme. Así de simple.

Por tanto, los incentivos a que la gente pague por protegerse siguen siendo –sí, siento que suene tan evidente- los incentivos que tiene la gente para protegerse: el miedo.

La gente mantiene los incentivos a no ser free-rider porque en caso de que intente serlo no logrará una seguridad efectiva. No es el caos lo que da paso al orden, sino la perspectiva de caos. Y esto no cambia por el hecho de que la perspectiva de caos proceda de las elecciones propias o ajenas como cree Isidoro, sino que está sujeto por entero a mi juicio sobre el futuro.  

Por tanto el iracundo vuelve a equivocarse: Y no pensemos que estamos hablando del impulso económico necesario que genera la posibilidad de morir de hambre, que a la postre es algo bastante voluntario, estamos hablando de una situación en la cual la propia supervivencia está sujeta a voluntades ajenas: hablamos de guerra. Cuando la amenaza no procede sólo del enemigo sino de las empresas que suministran seguridad a tu vecino te será indiferente colaborar con aquéllas o con el propio enemigo. ¿Qué consecuencias tendría semejante situación? Todos contra todos; si ya era difícil la defensa de semejante sistema “libertarizado”, como hemos apuntado, ahora se evidencia como imposible.

Esto nuevamente es falso. Por supuesto cada individuo quiere seguridad y ello hará que busque refugio en las mejores empresas. Esto puede provocar que circunstancialmente se encuentre en el lado de una compañía ofensiva que viole los derechos de los demás. Pero esto no anula su juicio ético: puede seguir valorando si lo que hace su empresa está bien o está mal. No digo, claro está, que la gente vaya a optar por el bien, lo que digo es que está decisión no desaparece. La gente mala seguirá siendo mala (como ahora) y la gente buena seguirá siendo buena.

Precisamente lo que favorece una sociedad libre es que cuando una empresa quebrante sus compromisos con los consumidores, pueda cancelarse el contrato y se termine su financiación. El Estado, en cambio, debe ser derrocado para detener su maquinaria coactiva y confiscadota.

En otras palabras, no es un todos contra todos ya que las empresas siguen colaborando entre sí como ya hemos visto. Es un todos los atacados y su aliados contra la empresa atacante y sus aliados. Razón por la cual la resolución de conflictos a través de tribunales de arbitraje sería bastante habitual.

Volvemos, pues, a lo de antes. Es la perspectiva de una situación desagradable lo que mueve a la gente a proveerse con los medios para evitarla o mejorarla. ¿Por qué trabajamos? Por la perspectiva de morir de hambre. ¿Por qué colaboramos? Por la perspectiva de salir perjudicados. ¿Por qué queremos seguridad? Para protegernos de los ataques.

Pero de guerra entre todos, nada. El argumento de Isidoro es tan descabellado que deberíamos hoy mismo estar observando una guerra mundial entre Estados, y aun cuando los incentivos son mucho mayores que entre empresas (básicamente por la desvinculación del coste que ya hemos comentado), esto no sucede. Será que nuestros políticos son unos sabios superhombres y por eso están legitimados para robarnos.

No, el problema de los gorrones es irresoluble a menos que vayamos a la solución más fácil: teorizar echando mano de las comunidades autísticas: validadoras hasta del socialismo...

Casualmente es un argumento del que no he echado mano. Casualmente es el único argumento que, por su ridiculez, Isidoro puede refutar. La falacia del hombre de paja. Ya he explicado los incentivos para no convertirse en free-rider, Isidoro no los ha refutado, simplemente ha dicho, oh vaya, que están basados en el MIEDO (sí, con mayúsculas). Pero sigo sin ver la refutación científica. Ya me he acostumbrado, por eso.

4- ¿La integración una forma de Estado?

En este punto Isidoro vuelve a desbarrar. Atribuye al sistema anarquista una supuesta falta de controles que, sorpresa, sí tiene el monopolio de la compulsión: no cabe menos duda de que no es comparable un estado con controles constitucionales o institucionales con uno sin aquéllos dónde el estado pueda ser totalmente arbitrario.

Y todo esto para demostrar que el trust que se formaría en el libre mercado sería pérfido y malvado mientras que el trust ya asentado desde hace siglos sobre la coacción y el expolio (su querido Estado) es un reflejo angelical de la libertad.

Pero estudiemos el argumento un poco más de cerca. Los famosos controles del Estado se basan en tres principios: corresponsabilidad, separación de poderes y migración.

La corresponsabilidad da lugar a la democracia. Asume que los políticos serán más respetuosos con sus ciudadanos si éstos pueden echarlos de su cargo. Lo curioso es que sea Isidoro quien defienda la corresponsabilidad democrática cuando, según él mismo afirma, esto es una muestra de debilidad en tiempos militares. Por tanto, este control sería del todo nocivo para ganar una guerra y lograr una verdadera seguridad nacional.

Pero obviando este pequeño escollo, lo cierto es que la democracia, como ya notara Mises, es una mala imitación del mercado. Si de verdad creemos que la corresponsabilidad limita el poder, entonces, ¿qué mejor que un sistema de mercado donde las empresas responden ante sus consumidores? Aquí no es necesario esperar cuatro años para tirar a los dirigentes, puedes hacerlo diariamente si cancelas tu suscripción. Es más, no es necesaria una mayoría; los pequeños cambios pueden ser significativos. Aun más, nunca se vota en contra, sino a favor; yo me desvinculo de una empresa para marcharme a otra que considero mejor. No voto al menor de los males para que continúe rigiendo mi vida de forma resignada.

El segundo principio, la separación de poderes, establece que el poder descentralizado es mejor que centralizado, esto es, que cuantos más focos de poder y cuantos más contrapesos haya, mejor garantizada estará la libertad. De nuevo, este principio es cierto, pero sólo se implementa de una forma muy incompleta en las democracias occidentales (donde en realidad existe sólo como fachada).

En cambio, la separación de poderes en el mercado es real y completa. No tenemos separación de funciones dentro de un mismo poder monopolístico, sino competencia de poderes que se contrapesas unos a otros. En lugar de concentrarlo, lo dividimos; si una agencia se vuelve rebelde, otra puede protegerme. Si el Estado quiere eliminarme, casi con total seguridad lo logrará.

Por último tenemos la migración o lo que se ha conocido como “voto con los pies”. Si las fronteras están abiertas, los ciudadanos pueden mostrar su disconformidad marchándose a otro país. Sin embargo, este principio es muy gravoso: uno tiene que desplazarse físicamente de un lugar a otro, abandonando a su familia, amigos, comunidad, cultura, bienes raíces… Sólo cuando un Estado se vuelve realmente represor, los individuos deciden marcharse.

También aquí el mercado realiza este principio de un modo mucho más completo. No es necesario un traslado físico, basta con que cancele la suscripción con la agencia y le retire mi aportación. Dado que el dinero y las acciones son mucho más líquidos que los bienes inmuebles, puedo desplazarlos de un lugar a otro a un menor coste. Por ello, será necesaria una menor coacción por parte de la agencia para que rápidamente le retire la confianza.

En otras palabras, a diferencia de lo que ingenuamente cree Isidoro, en una sociedad libre los controles de poder se realizan en su máxima expresión. Por eso su siguiente afirmación sigue careciendo de fundamento: Un estado mínimo puede degenerar en estado totalitario, pero el trust de agencias de defensa ES totalitario hasta que alguien lo derribe o se reforme.

Como ya he explicado en el otro post, sólo si la gente asume que su libertad no tiene importancia y que una precio es igual a un impuesto (es decir, que la voluntariedad es igual a la coacción), el trust tiene alguna posibilidad de consolidarse. En otro caso las agencias serán combatidas por la gente a la que dicen servir y, en ese caso, ni siquiera los Estados modernos serían capaces de mantenerse durante mucho tiempo.

Pero aun asumiendo la consolidación del trust, Isidoro asume a la torera y sin fundamento que ese trust sería un Estado totalitario. Nozick por ejemplo denomina a ese embrión “Estado ultramínimo”, es decir, un Estado aun más reducido que el que mínimo que propone Isidoro. ¿Por qué ese Estado iba a ser totalitario? ¿Simplemente porque puedan obligar a sus clientes a pagar su precio e impidan a otras empresas ejercer la competencia? Eso precisamente es lo que hace tu Estado mínimo. No podrá ser tan malo en un caso y tan bueno en otro. Aunque con un discurso sin hilo teórico todo es posible.

Continúa Isidoro: Dicho trust de agencias no estaría sujeto a norma constitucional alguna, esto es: a una norma apoyada por la amplia mayoría de quién se encontrará bajo ella sino a sus muy privados estatutos. Esos estatutos podrían ser una constitución más adelante, qué duda cabe, pero en el proceso asistiríamos a unos desaguisados que serían evitados en el estado mínimo por el imperio del derecho y la seguridad jurídica de éste.

Pero vamos a ver, en ocasiones llego incluso a sorprenderme del grado de contradicciones.

Primero, no puedes asumir que el trust se ha convertido en un monopolio de la compulsión y, al mismo tiempo, hablar del surgimiento de normas desaguisadas, porque por definición ese trust impondría su derecho sobre cualquier norma discrepante.

Segundo, ¿por qué asumes que en los Estados mínimos prevalecería la seguridad jurídica? El derecho es una institución espontánea que varía conforme los sujetos adaptan sus comportamientos entre sí. Cuando tú concedes el monopolio legislativo al Estado, permites que modifique unilateralmente esa legislación, sin que en ningún momento tenga que garantizar previsibilidad y certeza alguna. En otras palabras, te estás cargando la seguridad jurídica de que podrás adaptar tu comportamiento a la legalidad.

Tercero, si la gente acepta someterse al trust será porque en cierto modo acepta los estatutos. Si la gente acepta someterse a la constitución es porque en cierto modo la acepta. ¿Cuál es la diferencia entre un ese estatuto y la Constitución? ¿Qué la Constitución fue votada en el pasado? Bueno, también el Estatuto del trust fue aceptado por los consumidores cuando habían suscrito su contrato con el trust. ¿Qué la Constitución admite reformas? ¿Y qué te hace pensar que el Estatuto no? ¿Qué al trust le interesa ser totalitario? ¿Y al Estado mínimo no? ¿Qué no le interesa al Estado mínimo? ¿Y al trust sí?

Según Isidoro la respuesta está en la soberanía: el trust de defensa del que hablamos realmente tendría EL poder ya que lejos de establecer su poder sobre los precios del acero lo haría sobre LA SOBERANÝA, la vida o la muerte.

La soberanía no es más que un concepto ficticio destinado a mantener el engaño de los súbditos. Lo realmente importante es quién quiere ejercer el poder y a quién respeta la población para que lo ejerza. Eso es la soberanía.

El trust no puede declararse soberano sin la connivencia de la población. Pero el ejercicio de la soberanía tiene límites: no puede decidir sobre la vida o la muerte sin que la población se rebele (a menos que incluso la población acepte estos extremos por motivos de excepcionalidad). También tu Estado mínimo –y sus Estados de excepción- pueden incurrir en estas barbaridades.

Pero la clave es que tanto el trust como el Estado mínimo pueden hacerlo porque, en definitiva, son ESTADOS. No olvidemos que nuestra crítica, a la que Isidoro de nuevo no ha respondido, pasaba por negar que el trust tuviera que consolidarse de forma inexorable. Y explicamos una serie de mecanismos que lo dificultaban.

Uno de estos actores serían los bancos, que podrían embargar las cuentas del trust por violación contractual con sus clientes. Isidoro parece que no opina así: Por esto los Bancos no jugarían ningún papel una vez estuviesen bajo la amenaza del trust de las agencias de seguridad, o al menos no jugarían el papel que Rallo les quiere atribuír en su artículo: se plegarían a lo que dijesen los de las ametralladoras y los tanques (¿o es que acaso los bancos se resistieron con éxito a las dictaduras del siglo XX?).

Obviamente todo esto depende de dónde se encuentren los activos. Cuanto más internacionalizada esté la economía, mayor papel tendrán los bancos y menor relevancia los monopolios territoriales.

“¿Qué fijas un monopolio territorial en la península ibérica? Sí, pero sus habitantes tienen riquezas sustanciosas alrededor de todo el mundo y usted mismo, sr. Trust, tiene unas cuantas inversiones en China, en India y en EEUU. Dado que sus clientes han dado orden de no pagar, y yo como banco me debo a mis clientes, me niego a efectuar la transferencia; si embarga mis activos en su territorio, me pensare si enviar los tanques de mi empresa de seguridad y en todo caso dirigiré orden de embargo contra sus bienes. Y eso sí, los activos de sus clientes fuera de sus fronteras, ni tocarlos.”

Esto significa que el Estado podría verse reducido a expoliar los bienes inmuebles, sin duda de gran relevancia. Pero todos los activos más líquidos que no recayeran bajo el monopolio territorial recién constituido quedarían fuera de su control. Cuando el monopolio territorial se destruye, la perspectiva cambia: no hay que pensar en unidades geográficas, sino en una diversidad de centros de poder entrelazados.

Los tanques en la península tendrían poco que decir en otras partes donde no existiera ese monopolio territorial. De ahí que la violencia pudiera no ser tan rentable o, al menos, una violencia de intensidad notablemente mayor a la que podría practicar el Estado mínimo: Y es que, como apuntó Kantor en liberalismo.org, el negocio de la extorsión es el más rentable con diferencia. Ustedes dirán, pero prefiero la estabilidad del estado mínimo.

Pero aun suponiendo que como dicen Isidoro y Kantor la extorsión fuera el negocio más rentable, ¿acaso no lo es también para el Estado mínimo? Me temo que la conclusión tiene algún problema a la hora de atacar la sociedad libre pero no la estatista.

5- Reestructuración productiva

Las objeciones de Isidoro a este punto son realmente pocas en número y menores en su sustancia. Aquí traté de explicar cómo la estructura productiva se adaptaba a las necesidades de seguridad y cómo podría responder ante cambios súbitos (declaración de guerra). Isidoro se niega a reconocerlo y, de nuevo, cae en asombrosas contradicciones: El estado impone la existencia de un ejército al que ningún mercado ve utilidad al que una vez sobreviene la guerra se puede exigir que nos defienda. La economía funciona en la paz y en la guerra se atrofia. Un estado puede desatender su defensa pero lo hará caprichosamente (no hay cálculo económico), la economía sistemáticamente desatenderá la creación de un ejército a todas luces necesario hasta que el conflicto no sea poco menos que inminente.

Veamos. Relean el párrafo porque parece mentira que se quiera mantener la coherencia cuando se dicen dos cosas opuestas. Por un lado se asegura que en el mercado nadie “ve utilidad” al ejército. Por otro, se asegura que el ejército es “a todas luces necesario”. O una cosa o la otra, pero las dos son difíciles de conciliar.

Por supuesto, Isidoro cae otra vez en la típica arrogancia socialista. El único capaz de darse cuenta de la necesidad del ejército es el mismo y algún visionario más. Las valoraciones que hacen los consumidores son incorrectas, ya que no saben qué les conviene. Tan sólo tenemos que coaccionarles y su vida mejorará.

El argumento no tiene ni pies ni cabeza. Si el ejército es tan necesario, la gente estará dispuesta a pagar a las empresas que ofrezcan servicios de seguridad común y defensa pesada. Si la evidencia no deslumbra tanto, quizá a Isidoro se le haya ido la mano con el presupuesto nacional de defensa. No hay cálculo, cierto, pero algunos no pierden las ganas de seguir haciendo como que calculan.

La última objeción se refiere a la rapidez de la reestructuración productiva en caso de ataque del enemigo: las empresas tendrían una jerarquía y quién fuese general en una empresa no aceptaría ser teniente en el trust con lo cual las empresas no llegarían a un acuerdo y sus integrantes tendrían grandes incentivos para sabotearse entre ellos en dicho hipotético trust. Sin ese trust no hay defensa posible y con ese trust nos hallamos ante un estado de facto. Es un círculo vicioso.

Es un círculo vicioso, sí, pero de tu incoherencia. Después de afirmar hasta la saciedad que el trust degeneraría en un Estado, ahora nos dices que hay incentivos para que las empresas del trust se saboteen unas a otras y todo se vaya al garete. ¿En qué quedamos? O hay colusión o no la hay, pero no puedes sostener las dos cosas a la vez según como sople el viento.

El error consiste en olvidar que la creación de la empresa integrada, como ya expliqué, sería en todo caso previa a la declaración sorpresiva de guerra. No digo que siempre tenga que ser así, quizá un Estado ataque antes de que la nueva empresa llegue a constituirse. Lo que estoy afirmando es que la creación de esa empresa tiene lógica desde antes de la declaración de guerra, pues siempre existe la posibilidad de que ésta llegue a materializarse.

Si esta empresa integrada ya existía, entonces los cargos ya estaban asignados antes de la declaración de guerra. La posibilidad que yo expliqué no fue que distintas empresas de defensa formaran una supermepresa de defensa, sino que distintas empresas de seguridad formaran una supermepresa de defensa. Por tanto, generales para capturar rateros pocos. Y aunque ese fuera el caso, siempre es posible contratar a nuevos generales que se ocupen específicamente del ámbito militar y no de la seguridad común.

Los problemas de negociación son más un camelo inventado para simular que la integración tiene problemas. Algunos están obsesionados con cargarse una ciencia que sólo superficialmente están rascando.


Comentarios

 
plas plas plas
impecable
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 03:08 (1)
Bravo.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 04:55 (2)
Como patriota liberal, soy un convencido partidario de la defensa nacional. Para mí, la Patria también cuenta.

Respecto a eso de que "Que fuera Churchill quien emprendiera la guerra contra el nazismo no demuestra que los empresarios no lo hubieran hecho; simplemente constata la contingencia de que fue Churchill quien lo hizo", me parece un tanto demagógico y especulativo. ¿Hubiera conquistado un grupo de "individuos-empresarios" América en el siglo XVI? ¡¡No!! ¿Hubiera defendido Inglaterra de Hitler un grupo empresarial? ¿Qué empresas estarían dispuestas a pagar la defensa NA-CIO-NAL en tiempos de paz? Porque querido Juan Ramón, te contradices bastante al desechar en el titular la defensa NA-CIO-NAL y luego al hablar de ella, aunque fuera del ámbito estatal. Me parece.

Saludos,
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 08:42 (3)
Dicho de otra manera: ¿Qué hubiera defendido sino Inglaterra -objetivo claro de Hitler: In-gla-te-rra- ese grupo de empresas y/o individuos? Que el ejército no fuera estatal no quiere decir que no fuera (queriéndolo o no) nacional.

Por lo tanto "Defensa, pero no nacional" no: Defensa nacional.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 08:46 (4)
Unamuno:

Y nacionalismo (mejor que patriotismo) carpetovetónico nivel 5, o lo que viene siendo "esto es así porque lo digo yo" o mejor, "seréis lo que yo quiera que seáis".

Por otra parte, cuando lo que se defienden son individuos y propiedades, desde ese momento dejamos de hablar de conceptos como el de nación. La nación no está siendo atacada, sino determinados individuos y propiedades (que bien pueden ser gran número o no). Ni tienen por qué coincidir en pertenencia a una nación las compañias de defensa, ni los agredidos, aunque vivan en un área común.

Inglaterra se hubiera defendido de Hitler sin necesidad de Estado porque la myoría de sus habitantes veían como muy peligroso ese panorama. Las empresas de seguridad habrían colaborado (unamos autodefensa, milicias etc.) porque a todas les interesaba hacerlo, ya que se jugaban SU dinero, y la propia existencia (en todos los sentidos). Me parece muy ingenuo pensar que los individuos son imbéciles y sin un padrecito que les supervise se resignarían a morir ante el ejército invasor.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 10:49 (5)
Por otra parte, ¿la conquista hizo un favor a alguien?. Es probable que un grupo de "individuos-empresarios" hubiera acudido a América en el siglo XVI, y seguramente con muchos menos incentivos de cometer la cantidad de tropelías que perpetraron los Estados europeos. A diferencia de estos, las empresas consiguen sus activos si sirven correctamente al consumidor, no mediante el robo. Cuando a unas les interesa pactar y comprar tierras (y así evitar rebeliones y conflictos internos), a otras les sale mejor tirar del gatillo, hacer una sangría, y después pasar la factura al pagador de impuestos.

El patriotismo no tiene absolutamente nada que ver con el Estado. Se puede amar la tierra donde naciste, pero de ahí no se infiere querer verla infes(c)tada de criminales profesionales o de guante blanco, comunmente llamados políticos. Dejen de creerse ingenieros sociales que saben mejor que los demás en qué marco y condiciones desean vivir.

Un saludo.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 10:51 (6)
Ah, magnífica refutación, Rallo, aunque no te lo ponga muy difícil con tal cantidad de contradicciones, sin un hilo teórico ni rigor científico alguno.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 10:58 (7)
alaves2005: perdona, pero no puedes contradecirte más. dices: "lo que se defienden son individuos y propiedades...". Pero luego dices: "Inglaterra se hubiera defendido...". Aclárete.

nacionalista carpetovetónico.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 11:55 (8)
Respecto a la conquista de América, tampoco has podido desatinar más, puesto que el Estado Castellano garantizó los derechos de los indígenas bastanete mejor que lo hubiera hecho cualquier compañía o empresa. No tengo la más mínima duda al respecto.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 11:57 (9)
Por último, reitero: ¿me quiere alguien decir cómo se establecería la defensa de Inglaterra por parte de Vodafone Group, HSBC, Pearson, Legal & General, Cairn Energy, BP, Shell...? ¿Defendiendo sus instalaciones y a los demás que les den? Un poquito de rigor, venga.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 11:59 (10)
Aparte del sentimentalismo nacional, ¿existe alguna razón por la que el territorio inglés debe defenderse en su conjunto ante una amenaza no conjunta? Puede ser la solidaridad, ¿pero qué cuál es la diferencia entre que Escocia deba defender a Inglaterra por solidaridad y no Lituania?

¿me quiere alguien decir cómo se establecería la defensa de Inglaterra por parte de Vodafone Group, HSBC, Pearson, Legal & General, Cairn Energy, BP, Shell...? ¿Defendiendo sus instalaciones y a los demás que les den?

Pues a través de empresas de seguridad que no tendrían sólo como clientes a esas compañías.

PD: Al hablar de países inevitablemente nos referimos a territorios, no a estructuras políticas estables. Inglaterra significa todas las compañías de seguridad que operan allí.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 12:14 (11)
Bien, a falta de argumentos, mejor la demagogia, típico.

Primero, cuando me refiero a Inglaterra, perdona si me has entendido o me he explicado mal, lo hago a los individuos habitantes en ella (como territorio geográfico) que están siendo atacados, y sí, probablemente la mayoría sintieran el peligro y la necesidad de hacer frente a la invasión. Estoy utilizando un término geográfico, no étnico, racial, o estatal. Aclarado pues.

Segundo, en la conquista de las Américas se cometieron crímenes por parte de los Estados invasores, y negarlo es faltar a la verdad. No fueron pocos, pero sí muy criticados por escolásticos como Bartolomé de Las Casas, quien tuvo que dejar en evidencia a Gines de Sepulveda refutando sus tesis de la desigualdad innata entre indígenas y castellanos desde el iusnaturalismo escolástico. De todas formas no sirvió para nada. La línea de este último era la tónica en el nuevo continente, y seguiría siéndolo por mucho tiempo.

Tu última cuestión no está bien planteada. Nombras un conjunto de grandes empresas, que serían a su vez clientes de otras de defensa, las cuales se encargarían de la resistencia y derrocamiento del invasor. No veo el problema en que se defiendan esas empresas y los demás, pues no hay incompatibilidad.

Un saludo.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 12:24 (12)
Excelente post. Quisiera resaltar esta idea: las agencias (el trust) serán combatidas por la gente a la que dicen servir y, en ese caso, ni siquiera los Estados modernos serían capaces de mantenerse durante mucho tiempo. El Estado actual no se convierte en un Estado totalitario porque carezca de fuerza (de hecho la monopoliza), sino (entre otras cosas) porque la gente no lo permitiría. Por lo mismo el “trust” en un contexto ancap no se convertiría en Estado porque careciera de la fuerza necesaria (aunque tendría más competencia armada de la que tendría hoy un Estado), sino porque una masa crítica de gente (con ideas anti-estatistas – estamos en un contexto ancap-) no lo permitiría.

unamuno: ¿me quiere alguien decir cómo se establecería la defensa de Inglaterra por parte de Vodafone Group, HSBC, Pearson, Legal & General, Cairn Energy, BP, Shell...? ¿Defendiendo sus instalaciones y a los demás que les den?

Si la defensa es un bien público quiere decir que una vez producida beneficia a compradores y a free-riders de una determinada área (es decir, si esas empresas fueran los compradores, los servicios de defensa producidos beneficiarían tanto a éstas como a los free-riders colindantes). De ahí que unos posts más atrás dijera que “no tiene por qué ser necesaria la exclusión de los gorrones, quizás sea suficiente un acuerdo unánime entre los miembros de un subgrupo especialmente sensible a una agresión externa”. Por ejemplo, puede que una agencia de protección logre financiar sus operaciones con sólo acudir al subgrupo de las grandes empresas que tienen propiedades en el territorio (cadenas hoteleras, centros comerciales, dueños de plantaciones y bosques, fábricas etc) o que tienen más riesgo de ser seleccionadas como objetivo (aeropuertos, autopistas, centrales de energía, puentes, empresas de armamento etc.). No se necesitaría así un contrato unánime entre todos los individuos del territorio, sino un contrato entre estas empresas.

Un saludo
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 13:06 (13)
Continúa el festival de los disparates:

1º "Aparte del sentimentalismo nacional, ¿existe alguna razón por la que el territorio inglés debe defenderse en su conjunto ante una amenaza no conjunta?" ¿Es que en la II Guerra mundial las amenazas eran "no conjuntas"?

2º ¿Pero cómo vamos a confiar la defensa de un "territorio" -yo prefiero llamerle país, estado, nación... dado que de cuestiones políticas hablamos, porque la defensa forma parte de la política, porque hay un ministerio de Defensa desde los tiempos de Maricastaña, porque...- a unas empresas de seguridad? ¿Desde cuándo la defensa puede quedar en manos de unas instituciones particulares que pueden tranquilamente venderse (porque están en un mercado) a las potencias extranjeras?

3º "Cuando me refiero a Inglaterra, perdona si me has entendido o me he explicado mal, lo hago a los individuos habitantes en ella (como territorio geográfico) que están siendo atacados". Ya. Las instalaciones, los puertos, los hangares, las industrias, los ferrocarriles.. no son atacados. Me explicas la guerra abstracta esa dónde la has visto porque yo no conozco nada parecido.

4º Sigues insistiendo en que los indígenas hubieran pasado mejores ratos con las empresas conquistadoras que con los países. Con Inglaterra (véase EEUU) puede. Con España ni de globo.

5º "Nombras un conjunto de grandes empresas, que serían a su vez clientes de otras de defensa, las cuales se encargarían de la resistencia y derrocamiento del invasor." Otra guerra fantástica en la que las empresas van a defender el "territorio" frente al invasor repartiendo los recursos indistintamente entre sus instalaciones y el resto del "territorio". No comment.

Albert: "quiere decir", "fueran", "quizás sea suficiente", "no tiene por qué ser", "puede que", "logre"... No comment.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 14:38 (14)
1º Y precisamente si son conjuntas, la defensa lo será, sin que nadie tenga que imponerlo por la fuerza. El problema es cuando no lo son y queremos seguir imponiéndolo.

2º No, confieres tu defensa y la del resto de clientes a unas empresas que colaboran entre sí para proporcionar seguridad. Si las empresas se venden a potencias extranjeras, te cambias de empresa. Si el Estado se vende, ¿qué haces?
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 14:48 (15)
1º Las guerras suelen ser contra países enteros. Suelen.

2.1º Si las empresas se venden, lo más seguro es que sea tarde.

2.2º El Estado no suele venderse. Se venderán los funcionarios, pero no es muy normal, porque responde ante toda, toda la ciudadanía.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 14:54 (16)
1º No, las guerras se libran contra países enteros porque hay un monopolio territorial sobre ellos. Por ejemplo, si España invadiera Gibraltar, no tiene ningún interés en pelearse contra UK, pero el hecho es que declarar la guerra a Gibraltar implica declarar la guerra a UK. Por tanto, si no tienes Estados las guerras serían, en todo caso, para conquistar territorios o recursos, pero no para conquistar los "antiguos países". También sería casualidad que a una empresa le interese conquistar España y no Portugal, simplemente porque antes eran dos países distintos. En todo caso querrá conquistar la Península Ibérica, la Meseta, una ciudad riquísima... pero no "países enteros".

2º1º No veo por qué la empresa se ha de vender. Y en todo caso aunque se venda, ya te digo que habrá otra empresa dispuesta a ocupar ese nicho de mercado.
2º2º ¿Los Estados no suelen venderse porque responden a la ciudadanía? ¿Y las empresas no responden a sus clientes? Hay muchas formas de comprar a un Estado, no necesariamente a través de una transacción oficial. Evo ha comprado a ZP, por ejemplo. ¿Quién defiende a Repsol? ¿El Estado español? Ja. Ejemplo de la eficiencia de la defensa pública. Eso sí, Repsol seguirá pagando religiosamente impuestos para que la "defiendan".
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 15:02 (17)
Quiero decir. Ante una invasión como la de Francia por parte de Alemania en 1940, el Estado francés hizo lo que pudo, pero no se vendió. Una empresa de seguridad o un conjunto de ellas, al analizar las pérdidas seguras que le acarrearía la segura derrota lo mismo se vendía a Alemania. Total, nlos accionistas de la empresa ganarían dinero...
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 15:05 (18)
Unamuno (#3):

>¿Hubiera conquistado un grupo de "individuos-empresarios" América en el siglo XVI? ¡¡No!!

¡¡Sí!! ¡Lo hicieron! Colón o Cortés no fueron funcionarios, sino emprendedores en busca de provecho que invertieron capital sacado de donde podían (por supuesto la Corona podía también invertir en cierta empresa si veía negocio... pero te recuerdo que la aportación real en el primer viaje de Colón fue mayormente ajena; mira por ahí a Luis de Santángel). Sus soldados no eran conscriptos sino voluntarios pagados. Ahora bien, como tampoco entonces el mundo era anarquista, todo empresario no loco (ah, Lope de Aguirre) que estuviera en el negocio de la conquista buscaba la autorización real, que le protegiera de competidores (y de expropiación por parte de la Corona), a cambio de un quinto de los ingresos (en una primera fase, ingresos=botín).


Respecto a que el Estado francés no se vendió a la Alemania nazi (#18)... ¿"Vichy" y "Pétain" te dicen algo?

Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 20:52 (19)
(Er, donde dice "invertieron" diría "invirtieron" si no hubiera cambiado a medias una anterior versión que decía "invertían").
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 20:54 (20)
Albert: "quiere decir", "fueran", "quizás sea suficiente", "no tiene por qué ser", "puede que", "logre"... No comment.

unamuno, coméntalo, te lo ruego. Digo que quizás ni siquiera es necesaria la exclusión de los free-riders. Si al final resulta necesaria significa que las empresas de defensa buscarán fórmulas para excluirlos (léase el post anterior de Rallo). ¿Qué es lo que no merece un comentario por tu parte?¿El hecho de que haya mencionado una solución adicional que ni siquiera exigiría la exclusión de los free-riders?
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 20:55 (21)
No Albert, me refería, un tanto descortesmente por mi parte, a la excesiva teorización de tus planteamientos. Demasiadas hipótesis a mi juicio.
Enviado por el día 10 de Mayo de 2006 a las 23:24 (22)
Estoy "liberando mi mente" que dirían en Matrix y he seguido con interés estos debates. Un par de cuestiones que os quería plantear.

Existe una inevitable tendencia a la formación trust, o sea, concentración de empresas en un monopolio internacional porque para una empresa es lo mejor (supongo que por eso existen regulaciones antimonopolio). Por otra parte el miedo es lo que impulsa a contratar estas empresas. Y también se ha dicho que el negocio de la extorsión es el más rentable.

El objetivo del trust en primer lugar no será la extorsión, ya que debe competir con otros y se aplican los mecanismos que explicas. Pero una vez hay un trust mundial estos mecanismos desaparecen.

Dices que el cliente es libre de cambiar de empresa. Pero un trust es precisamente la falta de libertad de elección, y además la extorsión provoca miedo en los clientes y pocos se van a atrever a dejar de pagar. Ya se encargará el trust de darles su merecido.

Es difícil que se formen nuevas empresas, pues el trust no lo va a permitir, bien por compra bien por coacción. Y la coacción también funciona para amedrentar a los bancos, que pones como contrapeso ya que el trust finalmente tiene poder en todo el mundo (ha de tenerlo antes de empezar a extorsionar).

Así que la única alternativa es la posesión de armas por parte de los individuos. Pero pienso que es algo que un trust poderoso puede controlar (por ejemplo con escarmientos selectivos), al modo de un totalitarismo. Ya que una vez alcanzado un cierto nivel de bienestar la mayoría prefiere vivir aborregada a jugarse el pellejo.

No acabo de ver claro que al final no degenere en un trust expoliador. ¡¡Claro que en los Estados también ocurre como se ha visto a lo largo de la historia!!
Enviado por el día 11 de Mayo de 2006 a las 11:57 (23)
La otra cuestión que se me ocurre es que los ejércitos se mantienen por la disciplina, y en guerra los soldados actúan por miedo a ser fusilados.

En cambio, si les une un contrato los soldados/empleados pueden rescindirlos y producirse un montón de bajas por miedo ante la expectativa de entrar en combate, con lo cual las empresas de defensa serían mucho menos eficaces contra ejércitos obligatorios.

Además esto subiría rápidamente el coste de contratar nuevos soldados. Seguro que hay un precio por el que alguien estaría dispuesto a entrar en combate, pero sería muy alto. De todas formas podría darse el caso de que con el capital disponible no se pudiera cubrir el número de soldados necesarios.

Saludos.
Enviado por el día 11 de Mayo de 2006 a las 12:38 (24)
Sin el apoyo de la Corona Española a la "empresa americana", esta hubiera sido sencillamente imposible. Los "empresarios" debían firmar las capitulaciones con el placet de los reyes, empezando por Colón. Fué la Corona la que dispuso , además del régimen jurídico, la principal parte del capital. ¿Quien puede negar estos hechos evidentes? Por otra parte, fué por iniciativa del Estado, de la Corona, por la que se pudieron encauzar los excesos, la contumacia y la irracionalidad de los "empresarios" americanos, al dictar normas contra la esclavitud y las encomiendas, traducidas en las famosas "leyes nuevas".

Sin el desarrollo de una economía estatal de guerra, capitaneada por Churchill; sin una defensa nacional potente y unificada, la batalla de Inglaterra no hubiese sido ganada.

Otra cosa muy diferente es que este "socialismo de guerra" tenga que continuar en tiempos de paz. Pero la necesidad de un mando unificado es reconocida por todos los liberales clásicos. Incluyendo a Hazlitt, por ejemplo (en La economía en una elección, por ejemplo, lo deja más que claro).

Todo lo demás son desbarres y extravagancias ancap.

Saludos.
Enviado por el día 11 de Mayo de 2006 a las 16:12 (25)
Estupendo Rallo.
Pretender que el Estado provea una mayor eficiencia de unificación que el mercado libre si es un desbarre y extravagancia anticientifica minarquista. Hazlitt dice muchas cosas, el que las diga él no quiere decir q sean irrefutables, precisamente esa lo es. Igual q Hayek o incluso Rothbard cometieron errores. Puestos a citar podemos citar libros donde lo q ue queda precisamente mas q claro es lo contrario al estatismo minarquista.
Enviado por el día 11 de Mayo de 2006 a las 19:09 (26)
Y por supuesto me temo q hemos de suponer q el Estado español o Churchill no esclavizaba con impuestos y otros delitos a los ciudadanos-rehenas españoles, que esta si q es buena, esto si q es la etica por principio.
Enviado por el día 11 de Mayo de 2006 a las 19:12 (27)
Claro que no supone que sea "irrefutable". Solo supone que Hazlitt supo construir un liberalismo razonable, sobre la tierra, y por cierto, absolutamente incompatible con las cosas que se escriben aquí; y no sólo en este aspecto concreto de la defensa, que no por cierto no es ningún "error" y desde luego no es una menudencia.

Lo que sí es un error, y bien de bulto, es suponer que todos los impuestos "esclavizan". La esclavitud es una relación jurídica especial por la que una persona pertenece legalmente a otra; confundir esto con el pago de impuestos (de impuestos justos, equilibrados) son sólo ganas de confundir churras y merinas.
Enviado por el día 11 de Mayo de 2006 a las 19:25 (28)
Jaja, esta visto que el unico a confunde churras con merinas eres tu. ¿Qué diantres es eso de una relacion forzosa justa? Ahora diras que trabajar para un patron q uno no desea (trabajos forzados) no es esclavitud. Un robo "justo y equilibrado" es legitimo, ¡caray! Se puede decir algo mas absurdo? lo dudo

Como demostrais algunos cada dia no habeis leido ni por el forro nada de ancap o realmente de nada os habeis enterado. El ancap, en etica, es sobre todo una teoria prescriptiva.
Enviado por el día 11 de Mayo de 2006 a las 19:32 (29)
>Sin el apoyo de la Corona Española a la "empresa americana", esta hubiera sido sencillamente imposible. Los "empresarios" debían firmar las capitulaciones con el placet de los reyes, empezando por Colón.

Claro que hubiera sido imposible; de la misma manera que sin el apoyo de alguna familia de la Mafia hubiera sido imposible poner un bar en Chicago en 1920. Cuando toda la Cristiandad está repartida entre un cierto número de Estados, un emprendedor, y no digamos en un campo tan delicado como la expansión territorial, debe llegar a un acuerdo con alguno de ellos. Si no el de Francia, Inglaterra o Portugal, los de Castilla; pero tienes que tener de tu parte a un capo que te proteja de los otros; y de sí mismo, claro.

>Fué la Corona la que dispuso , además del régimen jurídico, la principal parte del capital.

Sí, de tal guisa como aquesta: "Colón, os proporcionaremos dos millones de maravedís. Santángel, adelantad los maravedís a Colón y ya os los pagaremos, si Dios quiere."
Enviado por el día 11 de Mayo de 2006 a las 19:45 (30)
Creo que hay algunos que se están deslizando peligrosamente por el camino del dogmatismo... ¿Qué es eso de señalar ideas contrarias como si fuesen poco menos que maleficentes? ¿Qué es eso de: "no discutáis sobre esto porque no valéis" ó "tú no digas nada porque no sabes como somos"?

Yo confío en que tales expresiones y atropellos no sean propias de los ancaps en general y sean sólo expresiones de "entusiastas" con ganas de bronca ya que si tales expresiones amenazantes y descalificadoras son generalizadas no habría sino de concluir que su ideología empieza a ser "verdad revelada".

Salud y libre comercio
Enviado por el día 11 de Mayo de 2006 a las 19:49 (31)
Estoy perplejo por lo que leo...

Los impuestos son "relaciones forzosas", pero no son relaciones que supongan esclavitud. Los ciudadanos están obligados, no moral, sino legalmente, a cumplir con sus obligaciones ficales. Pero en un estado de derecho, existen mecanismos para que las leyes fiscales se cambien, si se consideran injustas o desequilibradas.

Por otra parte, si "el ancap es ética", entonces la discusión se ha terminado aquí. Si vamos a poner en un mismo plano la ética, la economía y la política, no es posible avanzar más en la discusión.

La empresa de Colón hubiera sido impensable sin la ayuda, no solo en cuanto al capital económico, sino en cuanto al "capital" jurídico y politico, de la Corona Española. Como es sabido, Colón primero recabó la ayuda de la corona de Portugal, y ante la negativa del rey de aquel estado, decidió presentar su proyecto a nuestros monarcas. Colón firmó entonces un acuerdo con la corona española; las famosas capitulaciones, que por cierto iban a constituir la norma en la conquista y la colonización americana. Desde aquí se va a desarrollar la "empresa americana", desempeñada por individuos, pero auspiciada por un Estado, y moldeada (esto tampoco hay que olvidarlo) por ideales evangelizadores y políticos que desbordaban con mucho los deseos o las iniciativas "privadas" de los individuos, con ser estas muy importantes. Hablar del descubrimiento y conquista de América como si de una una empresa privada se tratara, y como si además no existiera dialéctica de estados (Portugal y España, fundamentalmente) es una pura extravagancia; lo diga Aristóteles, un ancap, o su tia la del pueblo.

Enviado por el día 11 de Mayo de 2006 a las 20:22 (32)
¿Y quién habla de la conquista de América como si no hubiera habido Estados? No yo. Yo más bien veo a otros hablar de ella como si no hubiera habido iniciativa privada ni capital privado, o como si un individuo no pudiera tener como tal ideales evangelizadores.

Por cierto, me interesa (curiosidad malsana): ¿en qué orden de altura colocas, Benito, los planos de la ética, la economía y la política? ¿Te parece que la Ética tiene algo que decir sobre si una ley (Política) es justa o injusta? ¿O te parece absurdo, por mezclar planos, el discutir si una ley es justa o injusta?

(Y ¿eres también de los que reducen la economía al numerario?)
Enviado por el día 12 de Mayo de 2006 a las 00:08 (33)
Pululante:

>en guerra los soldados actúan por miedo a ser fusilados.

En un ejército como los persas antiguos, compuestos sobre todo por infantería ligera reclutada a la fuerza y azuzada al combate a latigazos cuando era menester, o como los ejércitos de Saddam, bastante. En un ejército de voluntarios, bastante poco.
Enviado por el día 12 de Mayo de 2006 a las 00:15 (34)
Bueno el argumento aqui ya alcanza aqui cotas insuperables.

"Los impuestos son "relaciones forzosas", pero no son relaciones que supongan esclavitud."

Contractualmente las relaciones interpersonales son libres o forzosas. Un asesinato o un robo es esclavitud pq usa la fuerza contra propiedad ajena. Si algo tan meridiano no lo ves, es dificil hablar de nada de teoria liberal de esta guisa.

"Si "el ancap es ética", entonces la discusión se ha terminado aquí. Si vamos a poner en un mismo plano la ética, la economía y la política, no es posible avanzar más en la discusión."
Ya me diras tu que es poner 'etica, economia y politica en un mismo plano' entendiendo aun menos ahi el sentido de politica en relacion con la teoria juridico-etica y la ciencia economica. Si la teoria economica no tiene un sustento etico, no puedes criticar la maximizacion de eficiencia de una mafia del crimen organizado entre otros muchos problemas.

Un nazi dira q sin Hitler no habria sido posble la construccion de no se cuantas carreteras, un comunista sovietico la construccion espacial rusa..etc, tu la gesta de Colón...y tu cómo puedes saberlo si no habia un marco de libre mercado pleno? eres rappel? Mas bien un planificador. Ademas se ve q no entendiste el reto planteado por marzo de q un Estado no puede emprender racionalmente funcion crediticia.

Te sabras muy bien la historia de españa, pero vas dando palos de ciego hacia una teoria q se ve q no te has molestado en conocer mucho. No se quien habla del descubrimiento de america como si no hubiera habido estados, vamos, esto si es entender lo q uno quiere.
Enviado por el día 12 de Mayo de 2006 a las 00:18 (35)
Se me escapaba otra perla : "Los ciudadanos están obligados, no moral, sino legalmente, a cumplir con sus obligaciones ficales."

En el nazismo, el franquismo, el comunismo, el fascismo italiano tambien hay 'legalidades'. O sea q cuidadito con saltarse la legalidad nazi en el nazismo, o en este caso en la legalidad democratica dela mayoria tiranica. Ah el positivismo juridico, cuantos principios
Enviado por el día 12 de Mayo de 2006 a las 00:24 (36)

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