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24 de Julio de 2005

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Areopagítica
Bitácora de Alberto Illán Oviedo

Más sobre aguas

Veo que se ha creado una polémica la mar de sana sobre un artículo mío publicado en el Instituto Juan de Mariana a tres bandas, José García Palacios y su Rincón de la Libertad, Juan Ramón Rallo y su Todo un hombre de Estado y mi propio artículo. Me gustaría aclarar algún punto.

La captación de aguas tiene un coste y dado que en cada zona las condiciones hídricas, climatológicas y fluviales son diferentes, las instalaciones que se deben construir así como su mantenimiento son diferentes, y por tanto el precio final incluidos costes y márgenes serían diferentes. De hecho, y con el precio intervenido como pasa actualmente, estamos pagando diferentes precios y basta con entrar en las páginas web de El Canal de Isabel II o Aguas de Valencia para ver cómo la tarifas para cada localidad (pinchar en tarifas en este enlace) son diferentes o incluso por tramos de consumo. ¿Eso implica que el agua en valencia pueda ser extremadamente cara?, hombre seamos sensatos, un litro de gasolina incluidos todos los tratamientos y transportes posibles y sin impuestos debe valer unos 30 a 40 céntimos, un litro de agua no puede estar siquiera ni cerca de esos valores. El caso extremo es que alguien se fuera al desierto y pidiera agua, pero aún así no serían precios ni prohibitivos ni imposibles, lo que lo incrementaría sería el transporte y en todo caso dependería de si sus ingresos se lo pueden permitir.

El ahorro del agua, como de cualquier otro servicio, puede depender del precio pero depende más del sentido común del usuario que tiene que gestionar sus ingresos. Esto para un usuario de ciudad que bebe y se ducha no es muy evidente debido a la baja cantidad de litros consumidos pero desde el punto de vista agrícola e industrial, es una realidad palpable. El ahorro del agricultor que usa sistema de riego por goteo frente al que lo hace por inundación es brutal y lo nota, ya lo creo que lo nota, cuando hace la contabilidad final. Es el sistema de ayudas y de precios intervenidos el que favorece que esta forma de recortar costes no se realice.

Yo escribí que:

"Es evidente que habrá una serie de personas que podrán acceder al agua de manera casi gratuita y otros, situados en zonas más desérticas, secas o menos desarrolladas, tendrán problemas para abastecerse hasta que el desarrollo, la tecnología y la imaginación unida a la necesidad, palien el problema".

Y José García Palacios interpreta:

"Es decir que Illán dice que, de llevarse a la práctica la propuesta de él, habría personas que tendrán problemas para abastecerse de agua. Y con eso estoy completamente en desacuerdo".

Creo que es llevar el argumento hasta le límite. Hoy por hoy, es difícil que en España nadie tenga "problemas" para abastecerse de agua puesto que existen tecnologías y sistemas más que suficientes para evitarlo. En países subdesarrollados sí que podrían tener problemas pero más por cuestiones coyunturales y políticas que por la imposibilidad de que puedan acceder a estas tecnologías que están en el mercado. Eliminados los impedimentos, al menos los más dañinos, el desarrollo llegaría por sí solo. Lo que sí se produciría es una diferencia de precios ya que los costes de instalación serían diferentes así como las condiciones del servicio y no quiero decir que el agua en estos países fuera más cara al principio que en España por ejemplo, digo distintos.

En ningún momento mi propuesta o la "más estricta ortodoxia liberal" de Juan Ramón Rallo puedan proporcionar desabastecimiento sino todo lo contrario y se haría de forma natural sin artificios políticos. Es demasiado habitual que las llamadas "necesidades más básicas" se entienda que deben estar gestionadas y supervisadas por el Estado y cada vez es mayor el número de lo que se llaman necesidades básicas y curiosamente este mensaje viene de los estamentos del Estado a través de sus voceros habituales. Esta es la manera, sutil, en la que el Estado se hace más fuerte y la manera en la que los ciudadanos pierden su libertad de elegir. La iniciativa privada puede satisfacer las necesidades de manera más eficiente y no por la deseada competencia como bien dice Juan Ramón Rallo, sino por la libertad de crear nuevas empresas si se ve una oportunidad que aún no ha sido satisfecha o una condición que se puede mejorar.

Además, el mismo concepto de necesidades básicas es engañoso pues se engloban en él una serie de servicios que son muy demandados y de hecho nos han permitido tener un nivel de comodidad muy elevado pero que de básicas no tienen nada y si muchos años, décadas e incluso siglos de investigación, recursos y esfuerzos y una complejidad algunas veces mayúscula. Que la telefonía nos sea esencia, que dentro de unos años lo sea Internet, que lo es desde hace mucho tiempo la electricidad o la energía, no quiere decir que sean esenciales, al menos esenciales para la vida porque eso es lo que yo entiendo por básico. Pero aún concediendo este discutible punto, ¿por qué el Estado se adjudica el derecho y el deber de gestionarlo si lo pueden hacer otros sin artificios y con una más que demostrable fiabilidad?.


Comentarios

 
Sería bueno seguir desmitificando los conceptos de "necesidad básica" y "monopolio natural". Coincido plénamente con Juan Ramón y contigo, es evidente. ¿Por qué dejar en manos del estado algo que empresarios ávidos de ganancias darían a menor precio y mayor calidad?. Aducen la no rentabilidad de estos servicios, que la infraestructura necesaria hace realmente difícil y costoso el negicio, no mereciendo la pena. En definitiva, que el estado debe proporcionarlo. Como bien han dicho por aquí, esto no es cierto. Nosotros no pretendemos suelo de papa estado, entendemos que el suelo pertenece a uno o varios propietarios, y por lo tanto serían quienes después de un pertinente cálculo económico, elegirían las o la compañía que alargaría sus redes/tuberías hasta sus inmuebles. Además, es evidente que al poder elegir entre más de una empresa proveedora, el precio y la calidad serán muy superiores a los de un monopolio (concedido el 99% de las veces por el estado). Esto es posible, no una entelequia. Sólo necesitamos ir recortando las funciones del estado hasta que sea innecesario, habiéndose demostrado apodícticamente la superioridad de la competencia y de la propiedad privada frente a la coerción, el despilfarro y la improductividad estatal.

Un abrazo.
Enviado por el día 24 de Julio de 2005 a las 14:03 (1)
"el precio y la calidad serán muy superiores". Evidentemente la calidad sí, el precio será inferior. Mal expresado por mi parte.
Enviado por el día 24 de Julio de 2005 a las 14:36 (2)
Juan de Mariana estaría en contra de megatrasvases públicos.
Enviado por el día 24 de Julio de 2005 a las 19:38 (3)

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