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Compañeros en el odio: Noam Chomsky y los negadores de Holocausto

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Traducido por Ýngel Vaca Quintanilla

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Las alianzas ocultas de Noam Chomsky


Todo el mundo sabe quién es Noam Chomsky, profesor del Massachussets Institute of Technology, por sus habilidades como lingüista y por su filosofía de izquierdas. Pero el hecho de que juega un papel crucial en el movimiento neo-nazi contemporáneo (del que es, sin ninguna duda, su mayor patrocinador) sólo es bien conocido en Francia. De un modo muy similar al de un bígamo que tratara constantemente de mantener cada una de sus dos familias oculta para la otra, Chomsky y sus acólitos más iniciados intentan impedir que sus seguidores progresistas e izquierdistas sepan demasiado acerca de su otra vida, la neo-nazi.

Chomsky asegura que su contacto con este movimiento se limita estrictamente a la defensa de la libertad de expresión del mismo. Afirma que no está de acuerdo con el principal dogma de fe de los neo-nazis, léase, que el Holocausto nunca ocurrió. Pero estas afirmaciones nunca le han impedido mantener una colaboración prolongada y políticamente variada, con el movimiento neo-nazi, incluyendo la coincidencia con éste en algunos otros argumentos esenciales, ni tampoco (y esto ha demostrado ser algo fundamental, especialmente para los neo-nazis franceses) le han impedido que utilice su condición de intelectual reputado para promover y dar propaganda a la causa de estos radicales.

Avram Noam Chomsky nació en Philadelphia en 1928. Es hijo del célebre intelectual hebreo William Zev Chomsky y fue educado en la doctrina progresista que emanaba del medio ambiente paterno. Más tarde, al parecer debido a su excepcional brillantez, obtuvo su licenciatura e incluso el doctorado en lingüística, sin asistir a los cursos necesarios ni pasar a través de las formalidades pertinentes. Hoy es profesor en el MIT y autor de numerosos libros, de gran influencia, sobre la naturaleza del lenguaje. Su obra es respetada por los estudiosos y admirada por el público general. Sería difícil encontrar un personaje de mayor prestigio, no ya en los Estados Unidos, sino en todo el panorama académico internacional.

Pero basándonos en el trato que siempre le ha dispensado la prensa, podemos decir que su fama se debe principalmente a su implicación en los movimientos en contra de la guerra de Vietnam, a finales de los 60 y principios de los 70. En la década que transcurrió entre 1966 y 1975, el New York Times le mencionó un total de 98 veces, de las cuales, 82 se debieron a su actividad política y el resto a su trabajo profesional.

A partir de 1976, su notoriedad pública decayó y sólo es posible encontrar 21 referencias sobre él, de nuevo en la mayoría de los casos (diecisiete) por asuntos políticos. Pero independientemente de que se hable de él en un sentido u otro, inevitablemente siempre ha de mencionarse su estatus académico y parece dudoso que sin éste sus proclamas políticas hubieran tenido el mismo eco.

He tratado de encontrar referencias a los vínculos entre Chomsky y los neo-nazis en el New York Times y sólo he podido dar con dos, de entre las más de cien dedicadas a él que mencionan sus actividades políticas. Las cosas son muy distintas en Francia, donde Le Monde y otras publicaciones escriben regularmente acerca de la relación que el profesor mantiene con el propagandista neo-nazi Robert Faurisson. Pero en los Estados Unidos, hay muy poco que mueva al observador ocasional a rechazar la imagen de Chomsky que le pinta como un catedrático sumamente razonable y que, en el peor de los casos, muestra quizás demasiado celo en su búsqueda de la sociedad ideal (es decir, de izquierdas).

Una de las características de los escritos de Chomksy que inmediatamente hacen que se cuestione su opinión, es su evidente animadversión hacia los Estados Unidos e Israel. El profesor suele decir cosas negativas sobre casi todos los gobiernos del mundo, pero es sobre estos dos sobre los que derrama todo su vitriolo. Siempre se guarda de no justificar a Hitler explícitamente, pero de sus escritos, uno saca la impresión de que los nazis no fueron mucho peores que los "criminales de guerra" de los Estados Unidos o Israel, hoy en día. De hecho (y esto es verdaderamente curioso), casi todas las referencias que hace al nazismo en sus libros, son para denunciar un comportamiento similar en los israelíes.

Sin embargo, es bien sabido que Chomsky es judío, de modo que su postura anti-Israel, cuando no se observa detenidamente hasta desvelar su núcleo extremadamente malintencionado, se toma a veces por la actitud de un judío progresista que se vuelca con los que sufren injusticias en el otro bando. En lo que respecta a su anti-americanismo, bueno, está claro que es algo que está bastante de moda...

Los admiradores de Chomksy suelen alabar sus escritos asegurando que están llenos de "hechos". No en vano, están plagados de notas a pie de página y muchas referencias a esotéricos fragmentos de información. Pero he descubierto que dichas referencias, al menos las que tratan sobre los aspectos más cruciales, simplemente no pueden demostrarse. A veces, es imposible localizar las fuentes en las que se basan. En otras ocasiones, la información está concienzudamente manipulada, con mucha frecuencia para volverla tan descaradamente tendenciosa, que ningún investigador responsable la aceptaría como prueba. Más adelante demostraré estos problemas analizando el tratamiento que Chomsky dio a dos importantes capítulos de la historia de Israel.

En lo concerniente a la interpretación de Chomsky de la política exterior de los Estados Unidos, Stephen Morris ya desenmascaró, en 1981, las maniobras de prestidigitador del profesor. 16

Pero nada de esto, ni su estridente izquierdismo ni su feroz activismo anti-israelí ni desde luego su discutible pericia en temas políticos, parecen impedimentos para que siga teniendo un gran prestigio entre muchos estadounidenses cultos. Habrá que ver qué ocurre cuando se conozcan mejor sus vínculos con los neo-nazis.

16 Chomsky on U.S. Foreign Policy (La política exterior de los EEUU, según Chomsky), de Stephen Morris. Harvard International Review, Diciembre-Enero de 1981, pp. 3-5 y 26-31. Respuestas de los lectores y refutación, en el número de Abril-Marzo de 1981, pp. 22-26. El artículo es un análisis de Noam Chomsky y Edward S. Herman, de 1979, The Political Economy of Human Rights (La economía política de los Derechos Humanos); consta de 2 volúmenes y fue editado por Black Rose Books, en Montreal.