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El ecologista escéptico Reseña
El ecologista escéptico


Espasa, Barcelona, 2003
415 páginas

Los mitos del ecologismo

Por

Cortesía de La Revista de Libertad Digital.
 
Acaba de publicarse en España la traducción de El ecologista escéptico. Publicado en danés en 1998 y traducido al inglés en 2001, ha sido considerado como la obra más importante sobre asuntos medioambientales desde Primavera silenciosa, de Rachel Carson. No obstante, al contrario que aquel, éste es un libro serio y riguroso, que estudiando los datos de las estadísticas oficiales sobre tendencias mundiales a largo plazo, llega a la conclusión de que el alarmismo que nos venden los grupos ecologistas y su coro mediático adosado está, en buena medida, infundado.
 
Lomborg se describe a sí mismo como una persona de izquierdas y antiguo miembro de Greenpeace que, en 1997, leyó una entrevista al genial Julian Simon. En ella, Simon indicaba que nuestro conocimiento sobre el medioambiente era muy básico y generalmente erróneo, basado en estadísticas poco fiables. El mundo estaba mejorando y no empeorando. Lomborg se sintió espoleado y puso a trabajar a 10 de los mejores alumnos de sus clases de Estadística en la Universidad de Aarhus para refutarlas. Sin embargo, tuvieron que confirmar, en su mayoría, las conclusiones de Simon. Esto llevó al profesor danés a publicar cuatro artículos en los diarios de su país con gran impacto en el debate medioambiental. Ese éxito le llevó a producir este libro, mucho más amplio y documentado.
 
El libro es una sucesión de estadísticas oficiales, generalmente provenientes de organismos de la ONU o, en su defecto, de gobiernos que como el estadounidense o el británico más estadísticas realizan, especialmente las que muestran tendencias globales a largo plazo de los problemas humanos y medioambientales más denunciados por los neocomunistas de Seattle. Se muestra que casi todos los indicadores, cuando se observan a escala global y a largo plazo, muestran una evidente mejoría. No obstante, también se encarga de precisar y repetir incesantemente un pequeño matiz: el que las cosas mejoren no significa que estén lo suficientemente bien. Un ejemplo claro es del hambre en el mundo. Desde 1970, la tasa de población afectada ha descendido a la mitad (del 35 al 18 por ciento), y en términos absolutos el número de hambrientos ha descendido desde 920 millones de personas a 792. ¿Significa esto que estamos ya bien? Por supuesto que no, pero lo que indica es que estamos mejorando a bastante velocidad y que debiéramos tener en cuenta que lo que se está haciendo actualmente quizá no esté tan mal hecho como se denuncia. Obstinarse en no reconocerlo podría llevarnos a cometer errores que rompieran esta tendencia favorable.
 
Es en la confianza en las estadísticas oficiales donde está la mayor fuerza y, a la vez, la mayor debilidad de este libro. Es cierto que su uso exclusivo consigue rebatir la base supuestamente científica del ecologismo radical –pues se trata de las mismas fuentes que ellos emplean– y, además, Lomborg es honesto intelectualmente y sabe como deben emplearse. Sin embargo, ello también le lleva a no echar por tierra algunos de los más sagrados tótem de la progresía verde, como es el caso del calentamiento global. A pesar de expresar algunas dudas, no llega a rebatir al IPCC, dependiente de la ONU, y tan sólo expresa su rechazo al protocolo de Kyoto por los enormes costes que generará, mucho mayores que los que se estima provocará dicho calentamiento. En su descargo, hay que admitir que no estaba disponible el informe de 2001 cuando publicó esta obra. En ese informe existen discrepancias entre las distintas medidas de temperatura, y los ecologistas se quedan con la única de entre las tres que indica que puede haber calentamiento.
 
En cuanto a su edición en español, hay que indicar que se podría haber hecho mejor. El papel es tremendamente fino –probablemente para evitar un excesivo grosor, pues son más de 600 páginas–, se transparentan algunas gráficas y la traducción resulta excesivamente literal. Respeta las construcciones en inglés , llegando al extremo de traducir frases hechas como lonely swallow tal cual, dejándola en golondrina solitaria, cuando el significado del original en su contexto debería ser hecho aislado. No obstante, incluye un prólogo de Lomborg donde recoge toda la polémica causada por su edición en inglés y corrige algunos de los pocos fallos admitidos por su autor en la misma, si bien no todos. Pero en cualquier caso, es tanta mi satisfacción por su publicación en español que tiendo a ser indulgente con estas deficiencias.