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El apoyo de Greenpeace a Mugabe

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Traducido por Daniel Rodríguez Herrera

Cortesía de The New Australian.

John Prendergast, un investigador americano que dirige los programas africanos de la organización belga International Crisis Group, ha acusado al corrupto marxista-leninista Robert Mugabe de emplear su control del suministro de alimentos para obligar a sus opositores a votar por él.

Prendergast denuncia que Mugabe ha amenazado con "hambre selectiva", indicando a los representantes locales de cada distrito que el monopolio estatal de distribución de alimentos cerrará el grifo "si no le entregan sus votos". Esta es una amenaza muy seria en un país que ya está sufriendo una fuerte carestía de alimentos. La organización de las Naciones Unidas World Food Programme ha advertido que al menos seis millones de habitantes de Zimbabue, de una población total de doce millones, podrían sufrir hambre.

A pesar de la seriedad de la situación, Mugabe todavía está llevando a cabo políticas que han devastado el sector agrícola del país y arruinado su economía. Hasta el momento, su política de confiscar las granjas poseídas por blancos ha llevado a más de millon y medio de trabajadores negros y sus familias a la indigencia.

En un esfuerzo por aliviar la situación, los Estados Unidos han ofrecido grandes cantidades de grano. Sin embargo, Mugabe, apoyado por Greenpeace, ha rechazado la oferta, proclamando falsamente que la comida era peligrosa porque había sido alterada genéticamente, pese a que era exactamente el mismo maíz que los americanos llevan años comiendo en sus cereales del desayuno sin efectos perjudiciales. Lo que Mugabe y sus aliados de Greenpeace han decidido ignorar es que Malawi, Lesotho y Swazilandia han aceptado el mismo maíz sin ningún problema ni consecuencias perjudiciales. Estos países están, obviamente, más interesados en evitar el hambre que en jugar a la política con las vidas de sus ciudadanos.

El peligro del maíz americano afecta únicamente a Mugabe. Si se permitiera la entrada de grandes cantidades del mismo se rompería el monopolio del dictador sobre el suministro de alimentos y se minaría su dictadura, dictadura que aparentemente Greenpeace quiere proteger. ¿Por qué? ¿Podría ser porque Mugabe es marxista-leninista? (Recuerdo bien una carta de un representante de Greenpeace en el diario Melbourne Age justificando la invasión soviética de Afganistán).

Greenpeace apoya las mentiras de Mugabe por medio de Remi Parmentier, la dirigente política de la organización, que realiza la absurda acusación de que Estados Unidos "ha expuesto a millones de africanos y otros ciudadanos de países en vías de desarrollo a un grave peligro para sus vidas". Parece que Greenpeace no estará satisfecha hasta que no queden africanos.

Remi Parmentier simplemente lleva a cabo la política habitual de Greenpeace de mentir en apoyo de su ideología, sin importar cuanta gente muera por ello.

Greenpeace está dirigida por un insensible grupo de bastardos a quienes les importa un pimiento la gente. Es la misma chusma hipócrita que trató de prohibir el "arroz dorado" (Golden Rice), desarrollado para salvar a millones de niños del Tercer Mundo de la muerte o la ceguera debidas al déficit de vitamina A. Hay que ver lo tiernos que son.

Fueron los gamberros de Greenpeace los que trataron de cerrar la única fábrica de DDT del mundo, situada en Cochin, India. Sin la misma, sólo Dios sabe cuantos campesinos más del Tercer Mundo hubieran muerto de malaria, aparte del millón que fallecieron por esta enfermedad sólo durante el año pasado. Pero parece que Greenpeace y sus fanáticos amantes de la naturaleza nunca tienen suficientes muertos en el Tercer Mundo que echarse a la boca.

Si existe algún grupo que merezca ser juzgado por crímenes contra la humanidad, son estos ecoimperialistas.